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Millones de chiíes desafían al califato

Diecisiete millones de chiíes se reúnen en Kerbala para celebrar su fiesta sagrada a pesar de la amenaza yihadista suní

Millones de chiíes desafían al califato reuters

mikel ayestarán

La amenaza del Estado Islámico (EI) no pudo con el fervor chií. Más de diecisiete millones de personas peregrinaron a Kerbala para conmemorar el Arbain (cuarenta en árabe), el día que marca el final de los cuarenta días de luto por el martirio de Husein, nieto de Mahoma y tercero de sus doce Imames, hace 1.300 años. Rodeados de grandes medidas de seguridad por la amenaza de unos yihadistas que ven a los chiíes como herejes, fieles de esta secta del islam vestidos de negro riguroso y llegados de todo el mundo —especialmente del vecino Irán— acudieron en masa a esta ciudad situada cien kilómetros al suroeste de Bagdad consiguiendo una cifra de récord, según las autoridades iraquíes.

«En total hemos recibido 4,5 millones de extranjeros para la conmemoración, la mayoría iraníes, y unos 13 millones de iraquíes», confirmó el ministro de Defensa, Jaled al Obeidi, responsable del despliegue de 29.000 hombres para blindar este día que en los últimos años ha sido objetivo de atentados y donde esta vez se registró un ataque con mortero. Estas grandes marchas chiíes –los peregrinos llegan caminando desde diferentes puntos del país en travesías que pueden durar varios días— estuvieron prohibidas durante la dictadura de Sadam Husein, pero tras la invasión de Estados Unidos en 2003 volvieron a celebrarse y nunca, pese a la amenaza de ataques por parte de radicales suníes, se han vuelto a detener.

Contraofensiva

El establecimiento del califato este verano en el oeste y norte de Irak tampoco ha amedrentado a los millones de fieles. Esta cita en Kerbala coincide con una ofensiva por parte de las fuerzas de seguridad iraquíes que, con ayuda de milicianos chiíes y bombardeos de la coalición que lidera Estados Unidos, tratan de recuperar el terreno perdido a manos del Estado Islámico. El gran ayatola Sistani —el mismo que llamó a las armas tras el descalabro del ejército nacional ante el empuje yihadista— agradeció el esfuerzo de los peregrinos en un momento tan complicado. No muy lejos de Kerbala se ha registrado el último triunfo armado contra el EI tras acabar con la resistencia yihadista en Jurf al Sakhr después de semanas de combates por el control de este pequeño asentamiento suní de unas 80.000 personas en la provincia de Babel.

El chiismo es la secta minoritaria del islam a la que pertenece aproximadamente el 15 por ciento de los musulmanes del mundo. El martirio de Husein a manos de las huestes de Yazid I —toda su familia murió junto a él, menos las mujeres y niños, y su cadáver fue decapitado— en la batalla de Kerbala en el siglo VII agrandó el cisma en el mundo musulmán abierto tras la muerte de Mahoma y supuso la separación definitiva entre chiíes, seguidores de la familia del Profeta, y suníes, que optaron por los califas. Un cisma que en la historia reciente de Irak desencadenó una guerra civil en 2006 en la que murieron miles de personas y que llevó incluso a plantear la división del país por confesiones.

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