Los nombres y apellidos, una cosa muy seria en Portugal
Unas 800 personas los cambian cada año por diversos motivos
En Portugal cada año cambian de nombre una media de 800 personas. Hace una década el proceso se simplificó aunque es uno de los más caros, 200 euros, cantidad superada únicamente por la solicitud de nacionalidad portuguesa. Son muchos los motivos que se alegan a la hora de cambiar de nombre, ya sea únicamente para el de pila o también para los apellidos. Y es que en el país vecino, lo de los nombres es cosa seria.
Por un lado, es raro encontrar personas que tengan un único nombre de pila. Lo más habitual son dos, aunque hay quien tenga más. Pero no se trata de nombres compuestos ya que utilizan únicamente uno de ellos. Es por tradición, muchas veces los padrinos elegían uno y los padres otros. Y es curioso ver cuando los padres se dirigen a sus hijos con los dos nombres: al regañarles o llamarles la atención. Si no se da el caso, siempre utilizan el primero de ellos.
Lo de los apellidos resulta algo lioso ya que la mujer, al casarse, cambia su nombre y adopta algunos de los apellidos de su marido. Ahora se encuentran algunas mujeres que ya no lo hacen, pero son una minoría. Hay que tener en cuenta que el último apellido que aparece en el carné de identidad es el del padre, el llamado nombre de familia. Es decir, que una hipotética mujer portuguesa llamada Paula María Rodrigues Teixeira Gomes, acaba por ser tratada como Paula Gomes, de forma simplificada. Su marido se podría llamar perfectamente Rui Pedro Bento Teixeira Gomes, al que llaman Rui Gomes. En este caso, la mujer guarda el apellido Rodrigues de su familia y ha adoptado otros dos de su esposo.
La cosa se complica cuando los portugueses, tan viajeros ellos (existen unos cinco millones de lusos descendentes por el mundo), se casan con personas de otras nacionalidades. Al tener hijos, resulta difícil compatibilizar las costumbres de los diferentes países en la colocación de los apellidos. Hay portugueses, por ejemplo, que se instalan en España y al tener hijos ven cómo éstos pierden el apellido del padre (colocados en su documento de identificación en último lugar) en el D.N.I. español. Las autoridades competentes en esta materia son cada vez más flexibles conscientes de esta realidad y se ayuda en la medida de lo posible para que esta combinación de apellidos tenga una cierta lógica en los dos países.
Motivos
Como decía antes los motivos para cambiarse el nombre o apellidos son muy diversos. Uno de los más frecuentes es la armonización de los nombres de luso descendientes porque hasta 1982 la ley no permitía que hijos de emigrantes usasen en Portugal nombres propios extranjeros. Antiguamente Silvie tenía que pasar a Silvia y ahora puede mantenerse como tal. Hay quien cambia de nombre simplemente por cuestión de gusto y los que quieren suprimir un apellido materno o paterno o quieren quitarse uno de los nombres que tienen que nunca usan. Y tampoco faltan los que después de cambiar de nombre no se adaptan a su «nueva identidad» y piden regresar a su nombre original.