Obama y el director de la CIA, John Brennan, discrepan en público
El jefe de la Agencia Central de Inteligencia se enfrenta con la tesis del presidente y defiende el trabajo de los suyos, al asegurar que los interrogatorios ayudaron a evitar atentados y a capturar a Bin Laden
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A Barack Obama se le ha abierto otro frente. Hace pocos días echó a su Secretario de Defensa, por alinearse en exceso con los jefes militares del Pentágono, y ahora se encuentra con un director de la CIA que también ha cerrado filas con sus subordinados, en lugar de plegarse al «mea culpa» deseado por la Casa Blanca. A ambos los puso él al frente de Defensa y de la Agencia Central de Inteligencia.
El presidente estadounidense esperaba que el informe presentado el martes por el Comité de Inteligencia del Senado, que detalla prácticas abusivas en los interrogatorios de la CIA a prisioneros relacionados con Al Qaida, sirviera para cerrar una polémica que se ha arrastrado desde hace años. Sin embargo, el clamor general por lo que mayoritariamente se cataloga como torturas en realidad ha reabierto la cuestión y amenaza con desestabilizar la CIA.
En lugar de aceptar las conclusiones del informe –los interrogatorios fueron más extremos y menos útiles de lo que había confesado la CIA al Congreso y a la Administración Bush–, el director de la CIA, John Brennan, ha salido en defensa de sus hombres, entrando en colisión con la Casa Blanca. Brennan asegura, en contra del informe, que las llamadas técnicas «reforzadas» de interrogatorio aportaron información para evitar atentados y dar con terroristas, entre ellos Osama bin Laden.
Curiosamente Obama no se ha manifestado de modo expreso sobre ese punto central de la controversia, y simplemente ha indicado que hubo gente «torturada» y que se trata de algo «contrario a nuestros valores». Con todo, es muy inusual que el presidente de EE.UU. y el director de CIA discrepen públicamente de esta forma.
El senador demócrata Mark Udall ha pedido la dimisión de Brennan, así como la persecución judicial de aquellas personas de la CIA, o contratadas expresamente para la misión, envueltas en prácticas como ahogamiento simulado, alimentación rectal y simulacro de ejecución, entre otras. Además de la advertencia del relator de derechos humanos de la ONU sobre la necesidad de llevar a esas personas a los tribunales, abogados y organizaciones de derechos civiles de EE.UU. están estudiando la posibilidad de presentar cargos.
Persecución judicial
Preguntada al respecto, la Casa Blanca indicó que corresponde al Departamento de Justicia examinar la cuestión. Este ya descartó el año pasado perseguir a los implicados, aunque ahora no se ha vuelto a pronunciar formalmente. Una persecución judicial dañaría enormemente a la CIA: se estima que entre el 30 y el 40 por ciento de los agentes citados en el informe siguen en ejercicio, muchos implicados en la lucha contra el Estado Islámico.
Brennan venía manteniendo una estrecha relación con Obama. Promovido dentro de la CIA en la presidencia de George W. Bush, Obama se lo llevó a la Casa Blanca cuando ganó las elecciones y le nombró su asesor en política antiterrorista. A comienzos de 2013 lo nombró director de la CIA.
El portavoz del presidente, Josh Earnest, calificó a Brennan de «patriota» y aseguró que Obama «descansa en él, de modo diario, para mantener seguro este país». Esas palabras podrían interpretarse como comprensión por parte de la Casa Blanca de que Brennan defienda los intereses de la CIA, en un momento en que esta necesita un liderazgo interno fuerte.
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