Fistol dorado: el gran distintivo de la Cumbre Iberoamérica

Don Felipe VI y Mariano Rajoy contaron con uno de estos alfileres asignados a los jefes de Estado y de Gobierno

Fistol dorado: el gran distintivo de la Cumbre Iberoamérica EFE

ABC.ES

Si estos días has visto las fotos de la XXIV Cumbre Iberoamericana , quizá te haya llamado la atención el pin que el Rey Don Felipe y Mariano Rajoy llevaban en el cuello de su guayaba. El mismo que también lucían otros mandatarios como Rafael Correa, Peña Nieto, José Mújica o Juan Manuel Santos. ¿Qué es y qué significa?

La organización de esta reunión del más alto nivel, celebrada desde el 5 hasta el 9 de diciembre en Veracruz (México), ha durado meses, y hasta el más mínimo detalle de protocolo estaba previsto. Desde el transporte aéreo, hasta los coches oficiales que debían ser puestos a disposición de cada comitiva oficial, pasando por el tipo de vestimenta, dispositivo de seguridad o la forma en que cada uno de los asistentes debía identificarse (desde los más altos mandatarios, hasta el médico o el periodista).

Estas cumbres son «un invento de los monarcas de España para sus propios intereses»

Para este último requisito se establecieron hasta diez distintivos diferentes. El de mayor categoría, que aparecía en la solapa de todos los presidentes del Gobierno y jefes de Estado en las fotos oficiales, era el fistol dorado, ya usado en otras cumbres iberoamericanas anteriores. Este broche exclusivo sólo podía ser portado por estos y por sus cónyuges, así como uno reservado al secretario general de Iberoamérica, Enrique Iglesias.

Con sus fistoles dorados en el cuello de la guayaba o el traje, los 17 jefes de Estados discutieron sobre, principalmente, educación, la cultura y la innovación. Una asistencia superior a las de las citas de Paraguay (2011) y Panamá (2013), a pesar de las ausencias de Cristina Fernández, que alegó problemas de salud; Evo Morales , que definió estas cumbres como «un invento de los monarcas de España para sus propios intereses», o Raúl Castro, ya que Cuba no ha estado desde hace 14 años.

Flotante rojo

Para cada uno de los catorce ministros de Asuntos Exteriores se reservó un fistol plateado. Era la forma de distinguir al segundo grupo de personalidades asistentes, atendiendo a su grado importancia. En esta categoría también entraron los jefes de delegación de los Estados Observadores Asociados, el secretario general adjunto Iberoamericano, el jefe de Gabinete de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y el secretario para la Cooperación de la Secretaría General Iberoamericana.

El resto de acreditaciones, diferenciadas por colores, determinaban a cada uno de los grupos de trabajo. El gafete verde, por ejemplo, debía ser llevado obligatoriamente por todos los miembros de las comitivas oficiales y de trabajo, con los cuales tenían acceso completo a todas las áreas, excepto al salón donde se llevó a cabo la reunión plenaria. Para este último, era necesario otro distintivo: el flotante rojo.

De este último solo se entregaron siete a cada delegación, de manera que si querían intercambiarse los miembros de una delegación –tales como el jefe de Protocolo, el edecán militar o el médico– unos deberían abandonar el salón para que otros entraran, cediéndose estos distintivos.

Distintivos para todos

Al igual que todos los vehículos de servicio y personal de apoyo a la organización estaban acreditados, todos los asistentes, fueran del ramo que fueran, debían contar con su distintivo y presentarlo en cada uno de los controles de seguridad situados alrededor de las áreas en donde se desarrollaron las actividades

El gafete blanco era para los miembros de la seguridad privada de los mandatarios

Para los más interesados en el protocolo, estos eran los broches: gafete naranja, para el fotógrafo y cámara personal de cada uno de los jefes de Estado y de Gobierno; gafete blanco, para los miembros de la seguridad privada de los mandatarios; gafete gris, para los proveedores de servicios y conductores de los vehículos acreditados, y el gafete amarillo, para los representantes de los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales.

Y a estos se añadían otros dos flotantes, uno rosa, que garantizaba el acceso a la inauguración de la cumbre, y otro rosa, para otros eventos menores.

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