Redadas constantes en Reino Unido contra sospechosos de terrorismo islámico

Seis detenidos en Gales y dos en Londres mientras el país sigue en grado dos de alerta

Redadas constantes en Reino Unido contra sospechosos de terrorismo islámico efe

luis ventoso

A finales del pasado mes de septiembre, Reino Unido entró en grado dos de alerta antiterrorista, el mayor desde el 11-S. Desde entonces se ha extremado la vigilancia, aunque sin atosigar a los ciudadanos. Las redadas y detenciones son tan constantes que han pasado de abrir los diarios a informaciones secundarias. Esta mañana, por ejemplo, se ha sabido que han sido detenidos seis hombres en Gales, en la capital Cardiff y en Barry, al sur. En paralelo, en el sur de Londres se ha arrestado a dos sospechosos de 33 y 40 años, uno acusado de instigar actos terroristas y el otro en posesión de documentación sospechosa. Pero el goteo es continuo. El domingo se detuvo a otros dos radicales, en Dover, y el lunes, a dos más en Londres. Este año han pasado por comisaría casi 300 sospechosos.

Quinientos jóvenes musulmanes británicos se han desplazado a combatir a Siria e Irak y se calcula que 24 han muerto ya como tropa de EI y otras facciones yihadistas. De ellos más de sesenta ya han regresado a Reino Unido, algunos desencantados, otros dispuestos a golpear en su país de origen, los llamados «lobos solitarios». Para prevenir su acción, el Gobierno ha anunciado nuevas leyes antiterroristas.

La ministra del Interior, Theresa May, presentó el pasado miércoles la prohibición de las pólizas de seguros que cubren secuestros. Según datos facilitados por ministra del Interior, Theresa May, Estado Islámico ha ganado este año 35 millones de euros con el cobro de rescates. Estados Unidos y Reino Unido abanderan la política de no pagar. Las medidas contra EI intentarán obligar también a las plataformas de internet a que revelen la identidad de sospechosos de cometer prácticas delictivas en la Red. El Gobierno inglés ha puesto en marcha cursos a cargo de expertos de la lucha antiterrorista a seis mil miembros del personal de escuelas, universidades, cines , centros comerciales y granjas. También se dan consejos a pasajeros y personal del ferrocarril. Pero la medida estelar es probablemente la retirada del pasaporte durante dos años a los jóvenes musulmanes que han viajado a Siria e Irak y pretenden ahora regresar a Reino Unido, donde podrían cometer atentados. Solo podrán volver si aceptan las condiciones de vigilancia del Gobierno.

Los jóvenes musulmanes británicos están siendo pasto fácil del proselitismo radical, que hierve en internet, y algunas conversiones son asombrosas por lo rápidas y drásticas. Reyaad Khan, de 20 años, un joven de Cardiff que viajó a Siria a combatir y que habló en junio en el vídeo propagandístico de EI, era hace cinco años un alumno integrado, que en la visita a su colegio galés del ministro de educación Ed Balls declaró que aspiraba a ser «el primer británico de origen asiático que llega a primer ministro». Su foto junto al político, la de un adolescente sonriente en ropa informal, todavía puede encontrarse en la cuenta de Twitter del laborista Balls. Pero ahora afirma en los vídeos de EI que combate «para derrotar al diablo» y que en Reino Unido «el éxito es imposible para los jóvenes musulmanes».

Los radicales británicos se han convertido en un objeto de preocupación extrema al ser el matarife oficial de EI, el llamado Jihadi John, un joven con acento londinense. Abdel-Majed Abdel Bary, el rapero londinense de 24 años que se cree que puede ser el macabro maestro de ceremonias encapuchado de los asesinatos de Estado Islámico. Vivía en Maida Vale, al Noroeste de Londres, y es hijo de un abogado egipcio que en 1993 recibió asilo político en Reino Unido, pero que fue extraditado a Estados Unidos en 2012 por su relación con los atentados de Al Qaida contra las embajadas de Tanzania y Kenia en 1998, que provocaron 224 muertes.

La detención de su padre pudo ser la espoleta final para la radicalización de Bary, que hasta entonces había cobrado una cierta atención de la prensa especializada como promesa del rap bajo el nombre de L Jinny. Se cree que viajó a Siria el año pasado, dejando a su madre la casa de Maida Vale, valorada en 1,3 millones de euros. Una vez allí se hizo llamar en Twitter «Abu Kalashnikov» y subió a la red social una foto sosteniendo la cabeza de un soldado sirio decapitado, acompañada de un comentario irónico. Los servicios de seguridad creen que puede ser el verdugo encapuchado que ha decapitado de la forma inhumana y repulsiva a James Foley, Steven Sotloff, David Haines, Alan Henning y Peter Kassig. Se basan para ello en que el asesino tiene acento londinense y en que el porte físico concuerda, además de los ojos.

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