¿Por qué violan a tantas mujeres en la India?

Machismo, patriarcado e impunidad son parte del problema, empeorado por el anquilosado sistema de castas

¿Por qué violan a tantas mujeres en la India?

a. alamillos

Dos chicas acosadas en un autobús sin que nadie haga nada, niñas colgadas de un árbol tras ser violadas , niñas abusadas en las escuelas, políticos que se desentienden del problema acusando a la «indecente vestimenta» de las mujeres y una enorme protesta social contra lo que se está convirtiendo, desde la violación múltiple a una estudiante en un autobús , en uno de los mayores problemas de la India. Los datos hablan de 24.923 violaciones en 2012, (lo que resulta de un incremento del 57.27 % en los últimos 10 años), y son sólo las que han sido denunciadas. Las violaciones en la India se han convertido en un problema nacional que la sociedad y su gobierno intentan atajar, de momento con escasos resultados. Pero, ¿por qué se violan a tantas mujeres en ese país?

Machismo y patriarcado

Aunque parezca que las violaciones son una plaga que azota la India desde hace pocos años, la realidad es que son las denuncias las que han aumentado. La sociedad india se está concienciando del problema, y el Gobierno comienza, presionado por la opinión pública, a aplicar las leyes de protección a las mujeres.

Sin embargo, el problema está ahí, ligado a la idea patriarcal de que la mujer está subordinada al hombre. La cultura del patriarcado es uno de los motivos por los que se producen tantas violaciones en la India, unido a que en la religión hindú, mayoritaria en el país, la mujer es considerada una reencarnación inferior al hombre. Si el hombre, por «derechos» familiares y religiosos, se considera superior a la mujer, termina viéndola como un objeto sobre el que tiene derecho y al que debe someter. No es una cuestión de sexo, sino de poder y dominación. Y en la India, como en otros países, si el abuso ocurre dentro del núcleo familiar, o no es denunciado o es visto con indulgencia por parte de la policía, ya que el marido tendría «derechos sobre la mujer». Aunque la cultura india ha evolucionado hacia una sociedad más moderna, con un mayor peso de la mujer en todos los ámbitos -incluida la política -, el machismo propio del patriarcado sigue enraizado en la cultura popular y en la forma de entender los papeles de la mujer y el hombre. Más aún si esa idea de una mujer sometida a los deseos de un padre, un hermano, un marido o un hijo queda perpetuada y normalizada por la industria audiovisual, desde las series de televisión a Bollywood.

Mujeres sin voz

Este contexto (patriarcado, machismo, sensación de normalidad) no es endémico de la India, sino que se da en muchos otros países en menor o mayor grado. Sin embargo, en el país asiático resulta empeorado por la estructura social en forma de castas, profundamente enraizada (aunque fuera oficialmente prohibida en 1950 por la Constitución).

Aunque no son las únicas, las mujeres «dalit» son las más afectadas por las violaciones. Unas mil niñas de esta clase social son violadas cada año. «Dalit» son aquellos hindúes que pertenecen a la casta más baja del estructurado sistema indio. Por debajo de los «chatrías» (políticos y militares), los «brahmanes» (sacerdotes y maestros), los «vaishias» (comerciantes, artesanos y agricultores) e incluso de los «shudrás», que serían los esclavos y los obreros. Los «dalit» quedarían fuera de ese sistema de castas y por tanto, según la religión hindú, carecerían del derecho a entrar en la rueda de las reencarnaciones. Aunque más avanzada que cuando se formó, la sociedad india sigue tratando como «intocables» a estos millones de indios, por lo que permanecen condenados a sufrir la pobreza, hambre, falta de oportunidades, analfabetismo y maltrato social. Si ser «dalit» ya reserva un destino difícil en la India, ser mujer y «dalit» lo hace mucho peor. Porque en este caso, y como ha afirmado en numerosas ocasiones la National Campaign on Dalit Human Rights, muchos de los ataques que sufren estas «intocables» se producen desde castas superiores para demostrar su poder. No es cuestión de sexo, sino de poder: violaciones múltiples de hombres de castas superiores a una «dalit».

Los ataques contra las mujeres «dalits» se denuncian menos por las propias víctimas, ya por falta de educación o de conciencia de sus derechos, y también reciben menos atención (cuando no se reiteraba el abuso) por parte de los policías rurales, ya que son consideradas «impuras». Además, la violencia contra estas mujeres provoca que abandonen (ya por vergüenza social o por miedo, incluso por embarazo) la escuela o su trabajo, con lo que pierden las herramientas para salir de la pobreza a la que su casta las ha condenado.

Cultura de la impunidad

Hasta que la muerte en el hospital de la joven estudiante que fue brutalmente violada en un autobús en Delhi conmocionó a la sociedad india y provocó un violento rechazo a la impunidad ante este tipo de delitos, los agresores solían quedarse, en los mejores casos, con una reprimenda. Más en las áreas rurales que en las ciudades, los hombres de castas superiores que violaban a mujeres «dalits» generalmente no recibían ningún tipo de sanción, mientras que la mujer resultaba vilipendiada y apartada del respeto social. Además, en las zonas rurales de la India son comunes los tribunales «de sabios» locales, que al margen de las leyes oficiales, aplican juicios en favor del hombre. La inactividad del Gobierno indio era patente, ya que a pesar de contar con numerosas leyes de protección a la mujer, carecía de la fuerza o el interés para aplicarlas, especialmente en estas zonas alejadas de las urbes.

Esta sensación de impunidad repercutió en el poder de los hombres sobre las mujeres indias, ya que eran ellas las que temían las consecuencias de denunciar el abuso, no ellos.

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