El espectáculo de ver a un exjefe de gobierno preso golpea a Portugal

La opinión pública lusa critica un exceso de protagonismo judicial y de «show» mediático en el caso

El espectáculo de ver a un exjefe de gobierno preso golpea a Portugal afp

belén rodrigo

Una mezcla de estupor, incredulidad y preocupación es la reacción común de los portugueses a la hora de explicar la prisión provisional decretada para el ex primer ministro José Sócrates . Hace años que en Portugal salen a la luz escándalos y casos de corrupción en los que se ha acusado y a veces condenado a figuras públicas de diferentes sectores, sobre todo conocidos empresarios y políticos. Pero no cabe duda de que ver a un exjefe de gobierno entre rejas ha generado una gran inquietud en la sociedad lusa, más aún debido a que su detención fue prácticamente televisada y que el caso se ha convertido en un espectáculo mediático.

Hablar de corrupción en Portugal es estos días muy habitual en las conversaciones de amigos y en los cafés. A la noticia de la prisión preventiva de José Sócrates por s upuesto fraude fiscal, blanqueo de dinero y corrupción , hay que sumar las últimas pesquisas de la policía judicial en las residencias de ex administradores del Banco Espírito Santo, y la más reciente, la condena a diez años de cárcel al ex diputado socialdemócrata Duarte Lima, por engaño cualificado en el antiguo banco BPN con posterior blanqueo de capitales, conocida el pasado viernes.

Dudas y sospechas

«Necesito pruebas para creer en las cosas. Estoy confusa, tengo la mala costumbre de creer en las personas y no sé cómo pueden mantener tantos años las mentiras», comenta María Pereira. A esta portuguesa, en paro, de 45 años, no le ha gustado la forma en la que se ha producido la detención del ex primer ministro. Cena con sus amigos y el tema central de la conversación es la corrupción.

«No nos creamos que esto ocurre solo en Portugal, vemos también muchos casos en España, Grecia o Italia», recuerda Adalberto Gomes (48 años, ingeniero) a sus amigos. María pone en cuestión si existe realmente justicia en su país o si «las cosas están manipuladas porque para que una persona sea apresada debería haber cometido algo muy grave, ¿no?», pregunta. También le parece sospechoso «que la detención ocurra un día antes de que Antonio Costa sea elegido secretario general del partido socialista».

Casos relacionados

Manuel Bento (también ingeniero, 50 años) entra en la conversación . «Todavía estoy esperando que alguien me explique por qué se construyó el centro comercial Freeport en una zona protegida». Es uno de los casos que puso a José Sócrates en el punto de mira por una supuesta ilegalidad cuando era ministro de Medio Ambiente. Y apunta otro tema interesante: «Estas detenciones existen cuando por primera vez en el Tribunal Supremo de Justicia la masonería no está en mayoría».

«Tampoco podemos olvidar que Sócrates es detestado por los magistrados porque cuando asumió el poder quiso acabar con las vacaciones judiciales», lanza María Lorenço (abogada, 52 años). Para Miguel Teixeira (39 años, ingeniero) el caso de Sócrates guarda relación con el de Ricardo Salgado, el ex presidente del Banco Espírito Santo que después de estar unas horas detenido pagó una fianza de tres millones de euros para salir en libertad. «Es un hombre muy poderoso y sigue influyendo mucho en el mundo de la política», subraya.

Escuchando a este grupo de amigos portugueses se deduce que a todos ellos les parece un poco exagerada la prisión preventiva de Sócrates, y eso que muchos de ellos no le votaron. Tampoco entienden por qué un único juez, Carlos Alexandre, tiene que ser el que se ocupe de todos estos casos de tan gran magnitud y se le convierta en un «súper hombre». Pero todos tienen algo muy claro: el sistema de su país falla, saben hacer las cosas pero luego no tienen un plan ni una estrategia y no se distingue la frontera entre el trabajo técnico y la política. Son tantos los casos de corrupción que mencionan, algunos de ellos todavía por destapar, que les resulta difícil pensar en un político de renombre no corrupto.

El sociólogo portugués André Freire reconoce que estos últimos casos de corrupción «están causando una estupefacción social» y dejan ver que «existen indicios de corrupción muy serios en el sistema bancario, en el empresarial y en el político». No sabría decir si existen ahora más casos de corrupción o si simplemente «ahora está más vigilada». Cree que el caso de Sócrates no ha surgido de la mejor manera. Por un lado «cae encima del nuevo secretario general» y por otro «no hay explicaciones y eso causa perturbaciones». Se ha producido «una pre condena pública y las personas se quedarán con esa imagen de culpable aunque luego se demuestre que no lo son, como ocurrió con Paulo Pedroso en el proceso de la Casa Pía», puntualiza Freire.

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