Las autoridades turcas recuperan el plan que desató la revuelta de Gezi
El gobierno modifica la legislación urbanística para eximir a los grandes proyectos del informe de impacto ambiental
A finales de mayo de 2013, la decisión de las autoridades turcas de lanzar a la policía contra los activistas que se oponían al plan de remodelación del parque Gezi, en el centro de Estambul, acabó desatando la mayor revuelta antigubernamental de la historia reciente de Turquía . Se produjeron disturbios en setenta y cinco ciudades, y ocho personas murieron y miles resultaron heridas como consecuencia de la brutal respuesta policial .
Ahora, más de un año después, y tras una intensa represión judicial (por ejemplo, la fiscalía pide decenas de años de cárcel para cada uno de los organizadores de la acampada de protesta en Gezi, acusados de «conspiración criminal» ), los responsables urbanísticos parecen decididos a seguir adelante con el proyecto que desató la insurrección: la demolición del parque, situado junto a la emblemática plaza de Taksim, y la reconstrucción de un antiguo cuartel otomano en el que se instalará un enorme centro comercial.
Las autoridades municipales han vuelto a incluirlo en el Plan Estratégico 2015-2019 de planificación urbanística. La iniciativa, denominada Reconstrucción Urbana de la Plaza y los Cuarteles de Taksim, tiene un presupuesto de 5,4 millones de dólares.
«El proyecto será cancelado si un tribunal falla en contra de la reconstrucción. Pero incluso si falla a favor, en cualquier caso habrá un referéndum sobre la cuestión», han asegurado las autoridades de la Municipalidad en un comunicado. Pero esta promesa no ha satisfecho a los activistas que se oponen al plan. «Es un insulto a los millones de personas que viven en esta ciudad», ha declarado a la agencia AFP Ali Çerkezoglu, uno de los líderes de la llamada Plataforma de Solidaridad con Taksim, que organizó el campamento de protesta y se encuentra a la espera de juicio por ese motivo.
Fallos judiciales adversos
Además, los opositores no confían en que un tribunal pueda detener el proyecto. Durante los últimos dos años, el gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Recep Tayyip Erdogan ha modificado la legislación urbanística y medioambiental para eliminar progresivamente las restricciones a la construcción. El último cambio, hecho efectivo ayer mismo por un decreto del Ministerio de Medio Ambiente –y que, según los críticos, contradice la Constitución-, estipula que los grandes proyectos de construcción estarán exentos desde ahora de realizar un informe de impacto medioambiental.
De esta exención podrán beneficiarse infraestructuras como centros comerciales, complejos residenciales superiores a dos mil viviendas, campos de golf, hospitales, extracciones mineras e instalaciones ferroviarias. La medida ha sido tomada como reacción a una oleada de decisiones judiciales en contra de diversos proyectos en todo el país en los últimos meses.
A finales de octubre, un tribunal ordenó detener la construcción de una mezquita en un terreno boscoso en el barrio de Üsküdar, en Estambul, a pesar de lo cual el alcalde decidió seguir adelante con el proyecto. Este mes, dos fallos legales han paralizado la construcción de sendas plantas de extracción de carbón en el Mar Negro y el Egeo, en ambos casos por carecer de un informe de impacto medioambiental adecuado. Otras grandes obras, como el tercer aeropuerto de Estambul y el tercer puente sobre el Bósforo, están envueltas en controversias similares. En junio, otro tribunal detuvo la edificación de un hotel de cinco estrellas en un recinto arqueológico en Phaselis, en el mar Mediterráneo.
La decisión de seguir adelante con el proyecto en el parque Gezi ya ha desatado algunas protestas. La semana pasada, un grupo de activistas logró detener los trabajos de construcción de una parada de autobús en los aledaños del parque. El domingo, la policía volvió a utilizar el gas lacrimógeno contra miembros del partido de oposición CHP que se manifestaban en contra de la decisión de las autoridades. De momento, el nivel de contestación está lejos de las violentas protestas de hace año y medio, pero el inicio efectivo de las obras podría volver a elevar la tensión en Estambul.
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