Casas «black and white», vestigio colonial en Singapur
El Gobierno alquila las viviendas de los antiguos funcionarios británicos por periodos de dos años y pueden llegar a costar 25.000 euros al mes
Todavía es posible vivir al estilo colonialen Singapur y algunos expatriados renuncian al lujo de los rascacielos con piscinas, gimnasios y demás comodidades para instalarse en las casas «black and white» (blanco y negro). Son joyas arquitectónicas, de estilo Tudor que fueron construidas durante el siglo XIX para alojar a los funcionarios ingleses, así como a banqueros, magnates del comercio marítimo o propietarios de plantaciones.
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Pertenecen al Gobierno, que las alquila por periodos de dos años bajo el sistema de concurso. Las hay para todos los bolsillos, acomodados, esto sí. Desde las más sencillas, que en el pasado eran ocupadas por los funcionarios británicos de menor rango y pueden costar 4.000 euros al mes, hasta las inmensas y exclusivas propiedades con jardines y porches, por las que se llegan a pagar hasta 300.000 euros anuales.
Durante la II Guerra Mundial las ocuparon oficiales japoneses
Es arquitectura inglesa adaptada al clima tropical, con tejados piramidales, galerías abiertas, columnas, patios y contraventanas que permiten la creación de espacios abiertos y el paso de corrientes de aire, aislamiento contra el calor y protección en caso de tormentas y ciclones. Los cuartos de dormir se encuentran en la segunda planta ya que, en el pasado, la isla era una jungla en la que habitaban tigres. Aunque hoy en día los tigres han desaparecido -se cuenta que el último ejemplar fue abatido debajo de la mesa de billar del hotel Raffles en 1902- y escasea la jungla en Singapur, no es extraño que los inquilinos reciban la visita de monos, serpientes y murciélagos.
Además de los precios elevados, el problema de vivir en una propiedad llena de historia y carácter es el de mantener el legado arquitectónico. Las casas «black and white» tienen un sistema básico de iluminación y electricidad y ventiladores en los techos, tal como fueron concebidas hace más de cien años. Los inquilinos pueden instalar aire acondicionado, calentadores de agua, líneas de teléfono e Internet y hasta piscinas, con la única condición de devolverlas a su estado original cuando acaba el periodo de alquiler.
Con fantasmas
Si las «black and white» son apreciadas entre los extranjeros por su historia y su pasado, no sucede lo mismo con los singapurenses, muy supersticiosos, pues creen que, entre sus paredes, habitan fantasmas. Y es que, durante la ocupación japonesa de la isla en la Segunda Guerra Mundial, vivieron en ellas oficiales del Ejército japonés y, en muchos lugares, se cometieron asesinatos y torturas.
Los expatriados, de paso en el país, prefieren no hacer caso de apariciones del más allá, y, a pesar de los monos o las serpientes, la falta de comodidades o el pésimo estado de conservación de algunas de ellas, disfrutan de unos muros llenos de pasado, alejados del bullicio urbano como si el tiempo se hubiera detenido en el Singapur colonial.