Palestina recuerda a Arafat en un ambiente de Intifada
Diez años después de la muerte del histórico líder, crece la división entre Hamás y la OLP
La Muqata de Ramala se vistió ayer de gala para conmemorar el décimo aniversario del fallecimiento de Yaser Arafat . La muerte aún sin aclarar del histórico líder marcó el declive final de la segunda Intifada, y abrió la puerta a la división interna entre las dos grandes facciones políticas palestinas, Fatah y Hamás. Una década después, los medios israelíes temen una inminente tercera Intifada a la vista del goteo diario de atentados cometidos por «lobos solitarios» palestinos y de los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en Jerusalén Este y Cisjordania en respuesta a los intentos de radicales judíos de rezar en la Explanada de las Mezquitas.
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El presidente palestino, Mahmud Abás, no ha sido capaz en la última década de llenar el vacío dejado por su antecesor y, más que al recuerdo, dedicó su discurso a atacar a Israel y a Hamás. Abás alertó del riesgo de «guerra religiosa» en caso de que persistan los intentos judíos de alterar la situación en la Explanada de las Mezquitas y advirtió de que los palestinos «defenderán Al Aqsa y las iglesias de los colonos del extremismo». Ante una marea amarilla –color de Fatah, el partido fundado por Arafat que gobierna en Cisjordania– el presidente arremetió contra Hamás y acusó a los islamistas de estar detrás de las explosiones de la semana pasada contra simpatizantes de Fatah en la Franja. Por ese motivo no se celebró ningún acto en recuerdo de Arafat en Gaza, donde una de esas explosiones hizo saltar por los aires hasta el escenario preparado para el aniversario. El brazo palestino de los Hermanos Musulmanes respondió a Abás calificando de «mentiras» esas palabras. La fragilidad del acuerdo para un gobierno de unidad nacional firmado en abril volvió a quedar en evidencia.
Vive en los libros
Abás no es Arafat y, pese a la estrategia de no violencia defendida por el actual dirigente palestino, al otro lado del muro no se fían. Para el ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, Abás es «más peligroso porque sabe cómo ocultar su verdadera cara».
Entre el público de la Muqata había una mezcla de veteranos simpatizantes de Fatah y jóvenes a los que permitieron salir antes de los colegios para acudir al acto. Entre ellos, Marwan, de catorce años, dijo acudir «en honor al gran líder cuya vida estudiamos ahora en los libros y que puso a Palestina en el mapa». A la entrada se repartían carteles con un «rais» joven con un fusil en la mano, una imagen que nada tiene que ver con la actual cúpula de la OLP, que a diferencia de Hamás es partidaria de la resistencia en los despachos, no de la lucha armada.