Conclusiones cumbre APEC
Los países de Asia y el Pacífico respaldan el área de libre comercio impulsada por China
Frente a un proyecto similar de EE.UU. que excluye a Pekín, la cumbre de APEC encarga estudiar la integración económica de esta región, la más dinámica del mundo
Con la ventaja que supone jugar en casa, China le ha ganado a Estados Unidos la partida por el libre comercio en la cumbre del foro de Cooperación Económica de Asia y Pacífico (APEC) , que ha concluido este martes en Pekín. En su declaración final, sus 21 países miembros han acordado «iniciar y avanzar el proceso de forma sistemática y efectiva hacia la consecución de un Área de Libre Comercio de Asia y el Pacífico (FTAAP, en sus siglas en inglés)». Para ello, seguirán «la hoja de ruta de Pekín», que consiste en un «estudio estratégico» que durará dos años y al que China contribuirá con diez millones de dólares (ocho millones de euros).
«Este es un paso histórico en la dirección de una zona de libre comercio en Asia-Pacífico», se congratuló el presidente chino, Xi Jinping , al término de la cumbre. Con este importante encuentro internacional, el primero celebrado tras la subida de Xi al poder el año pasado, el autoritario régimen de Pekín quiere definir su nuevo rol en el mundo como superpotencia y, sobre todo, sus relaciones con Estados Unidos.
En su pugna por la hegemonía en Asia y el Pacífico, la región más dinámica y poblada del planeta, ambos países están promoviendo sus respectivas áreas de libre comercio. Señalada por el presidente Obama como el «eje» de su política exterior, EE.UU. lidera una Alianza Transpacífica que incluye a otros once países de APEC, como Japón y Australia, pero no a China pese a ser el primer exportador del mundo y el mayor socio comercial de casi toda la región. Dicha iniciativa prevé reducir o limitar los aranceles a la mayoría de las mercancías, pero lleva un tiempo estancada por las diferencias entre EE.UU. y Japón. Con el fin de desbloquearla, sus impulsores emitieron el lunes un comunicado anunciando sus progresos y ordenando a sus ministros y negociadores que «la conclusión de este acuerdo sea una máxima prioridad».
Mientras tanto, el régimen de Pekín apuesta por el Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico, un proyecto más a largo plazo y, en principio, menos ambicioso porque no chocaría con los tratados bilaterales que ya tienen algunos países. Entre ellos destaca, por ejemplo, el que han firmado China y Corea del Sur en el transcurso de la cumbre.
A juicio del presidente Xi Jinping, el apoyo en la declaración final a esta iniciativa refleja «la confianza y el compromiso de los miembros de APEC para promover la integración de la economía regional». Aunque dicha idea fue alumbrada en 2006 por esta organización, donde destacan Estados Unidos, Rusia, Japón, Corea del Sur, Indonesia, Australia, México o Chile, China la ha retomado con fuerza ante el temor a verse excluida de su zona geográfica de influencia por la Alianza Transpacífica que abandera Washington.
Haciendo notar su nuevo peso en el mundo, Pekín también anunció durante el fin de semana que destinará 40.000 millones de dólares (32.000 millones de euros) para mejorar las infraestructuras comerciales con las economías asiáticas. En verano, China fundó con las otras potencias emergentes de los BRICS (Brasil, Rusia, India y Sudáfrica) un banco de desarrollo que supone una alternativa a la hegemonía occidental en las finanzas a través del Fondo Monetario Internacional (FMI). Y, en mayo, Xi Jinping y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se aliaron en la Conferencia de Seguridad de Shanghái para hacer frente a la presión de EE.UU. y la UE sobre Moscú por su apoyo a las rebeldes en la guerra de Ucrania.
Además de rivalizar con EE.UU. por la hegemonía mundial, China aspira a liderar el libre comercio entre los países de APEC porque suman el 54 por ciento del PIB global, el 44 por ciento del comercio mundial y el 40 por ciento de la población del planeta.
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