Nuevo detenido por el asesinato del IRA que provocó el paso por comisaría de Gerry Adams

La sangre de los muertos en las brutales campañas terroristas del IRA no se ha secado. Las familias de las víctimas siguen pidiendo una justicia que nunca llegó, pero que podría llegar al fin. La policía ha arrestado en Dunmurry, en las afueras de Belfast, a un jubilado de 73 años, en relación al enigmático asesinato de Jean McConville , ocurrido en 1972 y jamás aclarado. En los años 70 y 80, el IRA hizo desaparecer a casi una veintena de personas. Jean McConville, una viuda protestante madre de diez hijos, acusada por los terroristas de actuar como delatora ante la policía, fue una de las personas borradas de la faz de la tierra. Hasta que en agosto del 2003 todo cambió. Los pronósticos más obvios se cumplieron por fin y su cuerpo baleado fue hallado en una playa de County Louth.

Sus familiares llevaban años clamando por una investigación y acusando al IRA. El caso cobró una extraordinaria notoriedad el pasado mes de mayo, cuando llevó a comisaría a Gerry Adams , el líder del Sinn Fein, por su posible implicación en el crimen. Adams fue liberado tras una estancia de cuatro días en comisaría y está todavía pendiente de una evaluación final del fiscal.

Investigaciones actuales han probado que Jean McConville no colaboraba con las fuerzas de seguridad. Su secuestro se produjo en diciembre de 1972. Un grupo de doce terroristas se presentaron en su casa fuertemente armados, entre ellos había hombres y mujeres y algunos iban a rostro descubierto. Se la llevaron delante de sus hijos, que jamás la volvería a ver, aunque pronto intuyeron cuál había sido su terrible final. Su hijo Michael, que entonces tenía once años y fue testigo del secuestro de su madre , ha contado que una semana después se le acercó un pistolero que le acercó su arma a la cabeza y le dijo que él y sus hermanos serían asesinados si citaban al IRA. Dos semanas después, timbraron a la puerta de la familia y dejaron en el vestíbulo el anillo de bodas de la viuda McConville. Una escenografía de avisos sordos pero elocuentes que recuerda mucho a la de la mafia.

Los diez hijos de Jean McConville fueron repartidos en diversos centros de acogida y durante años prácticamente no se vieron. Michael asegura que se ha cruzado varias veces por la calle a algunos de los pistoleros que se llevaron a su madre y que iban a cara descubierta, pero explica que nunca se ha atrevido a denunciarlos por miedo. La familia ha sostenido una campaña constante a favor de que se aclare el caso y celebró la detención de Adams, quien siempre ha sostenido su inocencia, pero al que ellos continúan relacionando con lo sucedido. El caso de Jean McConville vuelve a poner en duda los límites de la conducta de pasar página y perdonar ignorar crímenes abominables en nombre de un proceso de paz.