italia
Renzi rompe con los sindicatos por la reforma laboral
El primer ministro da un portazo a las centrales sindicales para sacar adelante una de sus iniciativas más comprometidas
Es una batalla sin fin la que el primer ministro italiano, Matteo Renzi, mantiene con los sindicatos, con los que ha llegado a la ruptura total, poniendo punto y final a la idea de concertación. El portazo que les ha dado ha sido especialmente duro: «No negocio con los sindicatos. El gobierno no hace negociaciones con las centrales. Las leyes se hacen en el Parlamento y si los sindicatos quieren negociar, que se hagan elegir», ha declarado en una entrevista televisiva. Al mismo tiempo, Matteo Renzi mantiene una durísima pelea con la minoritaria ala izquierda de su Partido Democrático , del que es secretario general.
Detrás de esta batalla del primer ministro hay una clara estrategia política, que algunos analistas la llaman la «Bad Godesberg» de Renzi, evocando el proceso que llevó la socialdemocracia alemana de Willy Brandt a romper en 1959 con el marxismo y aceptar la lógica de la economía capitalista. Matteo Renzi pretende mostrar a los italianos que un mundo ha cambiado en la izquierda italiana, algo que se evidencia en dos hechos: Por una parte, el primer ministro da pasos significativos para que el principal sindicato, la CGIL, tradicionalmente ligado a la izquierda, deje de tener influencia con respecto al Gobierno, tratándolo incluso con cierto desprecio al dar a entender que su movilización a favor del puesto fijo es inútil porque «la época del puesto fijo ya se acabó»; por otra, está transformando el Partido Democrático, con el objetivo de hacerse con los votos del centro y centro-derecha, el vivero electoral de Silvio Berlusconi , líder hoy en su ocaso político.
Matteo Renzi sueña con transformar el PD en el Partido de la Nación. En su ambición ha llegado a decir que es necesario construir un partido hegemónico para los próximos años, «el partido de la nación, porque el consenso nos impone a intentar cambiar en modo fuerte Italia y la Unión Europea». El conocido filósofo y político de izquierda, Massimo Cacciari, exalcalde de Venecia, explicaba justamente ayer, en una entrevista al diario « La Repubblica » en qué consiste la estrategia del primer ministro italiano y su idea sobre el Partido de la Nación: «No hay nada de casual o improvisado en el ataque de Matteo Renzi al puesto fijo de trabajo y a los sindicatos que defienden ese puesto fijo. Renzi está eliminado los símbolos de la izquierda socialdemócrata para penetrar en el centro-derecha con el proyecto del Partido de la Nación. Es un plan lucidísimo».
A la minoría del Partido Democrático, la vieja guardia, que intenta levantar la cabeza para imponer su tendencia izquierdista, Renzi les da a entender que pueden marcharse del partido o quedarse, pero a sabiendas que no tendrán el más mínimo poder. La misma filosofía emplea con el sindicato CGIL, es decir, no conceder ningún espacio político a quien amenaza con la huelga general para oponerse a su reforma laboral.
Contra los nostálgicos del pasado
Mientras los sindicatos, en particular la CGIL, amenazan con la movilización y huelgas en defensa de la seguridad del puesto trabajo, Matteo Renzi les grita que «se acabó la época del puesto fijo» e impone una reforma laboral que en la práctica admite el despido libre con una indemnización. El primer ministro italiano presenta a unos y a otros, vieja guardia del Partido Democrático y líderes sindicales, como nostálgicos del pasado. Renzi sabe que en esto juega con el apoyo de la opinión pública.
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