A los rehenes de los yihadistas los torturaron antes de decapitarlos
Compañeros de cautiverio liberados describen el sadismo de los terroristas del Estado Islámico
Rutinariamente golpeados y sometidos a a hogamientos simulados ; sujetos a régimen de hambre y amenazados de ejecución … El calvario vivido por el grupo de rehenes occidentales retenido por el Estado Islámico (EI) –periodistas y cooperantes, cuyas ejecuciones han conmovido al mundo– ha sido documentado por «The New York Times» , a partir de testimonios de algunos prisioneros liberados y fuentes locales de Siria. Tres de ellos siguen en manos terroristas .
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El relato, publicado este domingo, se centra en los veintitrés cautivos que, secuestrados por diferentes células en distintos tiempos y lugares, fueron finalmente reunidos en un mismo grupo, alojado en Raqqa , la ciudad siria convertida por el EI en cuartel general.
Entre otras torturas, los colgaban cabeza abajo o los ataban a otro rehén
En el grupo estuvieron los periodistas españoles Marc Marginedas, Javier Espinosa y Ricardo García Vilanova , secuestrados en septiembre de 2013. Los tres fueron los primeros en quedar libres, en marzo de 2014. De acuerdo con «The New York Times», cuando los captores decidieron comenzar a negociar rescates, primero pensaron en España , ya que decían saber que el gobierno de nuestro país había pagado seis millones de euros por la libertad de cooperantes secuestrados en Mauritani a por una célula de Al Qaida.
A continuación hubo negociaciones con otros países europeos, y sucesivamente fueron liberados cuatro periodistas franceses , uno danés , un cooperante italiano y un ciudadano alemán . Rusia , en cambio, se negó a cualquier trato, de manera que los yihadistas asesinaron al ingeniero Serguei Gorbunov . Su ejecución fue filmada y mostrada al resto de cautivos. Del grupo de veintitrés prisioneros, al final el EI solo se quedó con quienes tenían nacionalidad británica y de EE.UU .
Presión moral
La reconstrucción del diario neoyorquino sigue especialmente las vicisitudes de James Foley , el periodista estadounidense que en agosto fue la primera víctima que abrió la serie de decapitaciones filmadas y subidas a internet que en los últimos meses ha llevado a cabo los yihadistas. Foley y el periodista británico John Cantlie fueron los primeros en caer en manos de los islamistas, secuestrados juntos en noviembre de 2012 . Después de Foley, otros tres han sido degollados (el estadounidense Steven Sotloff y los británicos David Haines y Alan Henning ).
«The New York Times» hace referencia a diferentes torturas, como el ahogamiento simulado («waterboarding») y el encadenamiento de los pies del prisionero para colgarlo cabeza abajo. También hubo momentos en que cada prisionero estaba atado a otro.
Crudos interrogatorios
Los secuestrados sufrieron crudos interrogatorios en el momento de su detención, tratados a veces como espías o enemigos cuando entre los archivos digitales aparecían imágenes de la guerra de Irak o Afganistán, cuando en realidad obedecían a trabajos anteriores de los periodistas o al servicio militar previo de algún cooperante. Junto a la agresión física, también existía la presión moral. Los guardianes jugaban en ocasiones con las esperanzas de los prisioneros sobre una pronta liberación o podían sugerir conversiones al islam que algunos siguieron , como Foley, sin que ello supusiera ningún mejor trato.