El turco que murió luchando junto a los kurdos en Kobani

El joven Nejat Agirnasli se ha convertido en un símbolo al fallecer en los combates contra el Estado Islámico en el norte de Siria

El turco que murió luchando junto a los kurdos en Kobani abc

DANIEL IRIARTE

«¡Suphi Nejat Agirnasli es inmortal! ¡Vivan las YPG!». Las pintadas en el suelo de la Universidad del Bósforo es lo único que queda del homenaje que los estudiantes de este campus le hicieron, hace apenas unos días, a Nejat. El joven, que se había graduado como sociólogo en este mismo lugar hace pocos años, se ha convertido en un símbolo al morir en la ciudad siria de Kobani, luchando contra el Estado Islámico como parte de las milicias kurdas YPG .

Lo que hace a Agirnasli especial es que, a diferencia de otros muchos voluntarios caídos en Kobani, no era kurdo, sino turco: había decidido unirse a la lucha llevado por pura solidaridad revolucionaria, como otros miembros del diminuto partido al que pertenecía, el Partido Comunista Marxista-Leninista (MLKP), ilegal en Turquía.

Agirnasli sabía que, con toda probabilidad, iba a morir . Su última carta enviada a su familia tenía un inequívoco tono de despedida: «Nací como una persona ordinaria, y os digo adiós como una persona asimismo ordinaria. Sé que a menudo os dejo medio tirados, que a veces he actuado con torpeza y eso me entristecía, que me había vuelto triste. Perdonadme por la última vez».

En otro lugar explicaba sus motivos: «Por encima de todo, he hecho esta elección por mí mismo. No salgo en busca de ningún ideal elevado. Todo lo que quiero es traer alguna luz a las vidas de gente sin esperanzas, a un mundo sin luz, a un mundo cosificado». Incluso su nombre en clave debaja claras sus convicciones antinacionalistas: para esta operación, escogió el apodo de «Paramaz Kizilbas», en honor de un socialista armenio ejecutado por las autoridades otomanas en Estambul en 1915, durante los primeros días de lo que luego sería el genocidio armenio.

Tradición familiar

Su familia procedía de una larga tradición combativa. Su abuelo, Niyazi Agirnasli, fue el abogado de Deniz Gezmis, un revolucionario de finales de los años 60 a quien a veces se le califica de «el Ché Guevara turco» , si bien la comparación es probablemente inadecuada puesto que Gezmis, a pesar de su apoyo expreso a la lucha armada, jamás mató a nadie. Eso no impidió que fuese ahorcado en 1972 junto a varios de sus camaradas por la junta militar que había llegado al poder en el golpe de estado del año anterior.

Al confirmar la muerte de Nejat, su padre, Hikmet Cur, trató de encontrar consuelo en este ideal. «He perdido a mi hijo, a mi camarada, a mi Nejat. Aunque tenía un futuro muy brillante, eligió la solidaridad revolucionaria . Mantuvo su promesa», declaró.

Sus amigos y conocidos perdieron todo contacto con él a mediados de agosto. Después se supo que en esa época recibió entrenamiento guerrillero en un campamento en algún lugar de las montañas de Anatolia Oriental, tras lo que fue enviado al norte de Siria. Nadie supo nada de él hasta que apareció en un video filmado en Kobani, empuñando un arma e identificándose. Poco después, las YPG confirmaron su muerte. La situación en Kobani ya no parece tan desesperada, pero si algún día llega su liberación, Agirnasli ya no vivirá para verla.

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