Economía y exteriores, los talones de Aquiles de Dilma Rousseff
Rubens Ricupero, exministro de Hacienda y uno de los padres del Plan Real, cree que «seguirá el deterioro» económico de Brasil y «será imposible mantener los programas sociales»
El economista y diplomático Rubens Ricupero , uno de los padres del Plan Real -el programa que en 1994 consiguió la estabilidad económica de Brasil y acabó con la inflación exagerada de los años 80-, es una de los figuras de los mercados que se muestra preocupado con la continuidad de un gobierno de Dilma Rousseff. La candidata del Partido de los Trabajadores (PT) aventaja ligeramente al socialdemócrata Aécio Neves en las encuestas de la segunda vuelta de las presidenciales brasileñas de este domingo.
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En un momento en que el Gobierno Rousseff ha dejado para la próxima semana la divulgación de algunos datos negativos que pueden complicarle la elección de este domingo, como la reducción de la recaudación y el aumento del número de pobres, las declaraciones del ex ministro de Hacienda que en 1994 implantó el Plan Real confirman que el área económica es el talón de Aquiles de la candidata. Rousseff, al igual que Ricupero y Neves, es economista.
«Dudo de que el Gobierno sea capaz de resolver los problemas si es reelegido»
«Estoy bastante pesimista. Si el actual Gobierno resulta reelegido, dudo de que sea capaz de resolver los problemas que tenemos. Si tuvo dificultades en los últimos cuatro años, no veo una razón lógica para que los pueda resolver ahora», declaró Ricupero a ABC durante un acto en la Universidad FAAP, en Sao Paulo, donde es director de la Facultad de Economía.
El pesimismo de Ricupero, uno de los economistas y diplomáticos más respetados de Brasil, explica por qué la Bolsa cae y el real se devalúa cada vez que Rousseff sale al frente en las encuestas. Elogiada por especialistas por su honestidad y por su éxito en la gestión de los programas sociales, Dilma Rousseff es cuestionada cuando se trata de economía y política exterior, asuntos que el exembajador brasileño en Washington domina.
«El deterioro seguirá. Tenemos un crecimiento nulo (menos del 1% este año), estamos perdiendo renta per capita y no veo señales de que la inflación vaya a retroceder. El déficit de las cuentas públicas se agravará y será imposible incluso la financiación de los programas sociales, que actualmente favorecen al Gobierno», explica el diplomático.
A su juicio, los índices macroeconómicos brasileños estaban deteriorándose desde hace mucho tiempo y los electores comenzarán a sentir sus efectos en dos o tres años. «Aún tenemos un nivel de empleo alto y hubo ajustes salariales por encima de la inflación», afirma.
El compromiso de Rousseff de cambiar a su ministro de Economía, Guido Mantega, visto en los mercados como el principal responsable del estancamiento económico, no debe tener repercusión en el futuro gobierno, advierte Ricupero. «Creo que ella es más parte del problema que de la solución», señala en relación a la política centralizadora de Rousseff. Según los expertos, la presidenta es quien define las políticas macroeconómicas. «Espero equivocarme, pero esta situación puede empeorar en dos o tres años», calcula.
Política exterior
En cuanto a la política exterior, Ricupero subrayó que 28 embajadores aguardan a que pasen estas elecciones para presentar sus credenciales y ser reconocidos oficialmente. «Eso nunca pasó antes», dice el diplomático sobre la espera, entre tantos, de los embajadores de Venezuela, Nigeria, Japón, Chile, Alemania, Cuba, Turquía y Paraguay.
Según Ricupero, la Casa Civil del Gobierno Rousseff tiene una administración caótica, con 230 acuerdos de política externa bloqueados. «La destitución de un cónsul tarda seis meses. Simples actos burocráticos no se cumplen porque la centralización es extrema. La política exterior es reactiva y se limita al Mercosur y a la reunión de los BRICs», resume el embajador.
Sobre los acuerdos de libre comercio, Ricupero ve dificultades en que Brasil asuma nuevos compromisos, especialmente con Estados Unidos, donde cualquier avance depende, no solo de la elección brasileña, sino también de la estadounidense, que en noviembre debe cambiar su Congreso y después concentrarse en las presidenciales. «Un acuerdo de Libre Comercio entre Brasil y Estados Unidos tiene que ser aprobado por el Congreso norteamericano», explica el embajador, que cree que la oposición de sectores en los que Brasil compite con Estados Unidos, como algodón, azúcar, etanol y zumo de naranja, debe pesar en esas decisiones.
Caso Snowden
Rousseff, que comenzó su mandato con gestos positivos hacia Estados Unidos, se alejó después de las filtraciones del exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, en sus siglas en inglés), Edward Snowden , que revelaron que el servicio de inteligencia estadounidense espiaba a la presidenta y a empresas brasileñas. El caso provocó la suspensión de una importante visita de Rousseff a Estados Unidos y un retroceso en las relaciones entre los dos países.
Otro problema que Ricupero destaca es la falta de competitividad de la industria. «En el momento actual, con todo el proteccionismo que tenemos, la industria no consigue competir. ¿Cómo podrá aceptar una apertura mayor?», se pregunta. «Lo importante en el comercio no es el acuerdo sino la capacidad de tener un producto con buen precio y calidad, lo que los americanos llaman de supply capability», señala Ricupero, que solo ve ventajas en su país en cuanto a las materias primas.