Elecciones en Brasil
La magia de Lula levanta a Dilma Rousseff
El expresidente del PT tiene la vista puesta en el 2018 donde podría presentarse como candidato
Cuatro años más tarde la magia (a veces negra) de Lula sigue encandilando al electorado. El expresidente que se fue del poder con un índice de popularidad superior al 85 por ciento, saltó con toda su furia a la arena de la recta final de campaña y demostró que, pese al cáncer superado y el paso del tiempo, está en plena forma.
Lula está dispuesto a hacer y decir todo lo que haga falta con tal de conservar en el Palacio de Planalto (sede del Ejecutivo) a Dilma Rousseff, su favorita. Los últimos días se puso en cabeza en el maratón de campaña como si él mismo fuera candidato (el 2018 no está lejos), dividió territorio y plazas con Dilma Rousseff y en tiempo récord, logró recuperar la ventaja para la candidata del Partido de los Trabajadores (PT), frente al socialdemócrata Aécio Neves (PSDB). Los últimos sondeos indican que Dilma Rousseff cuenta con un 54 por ciento de intención de voto frente al 46 por ciento con que cuenta Aécio Neves.
«Parece que nos están atacando como los nazis agredían en la época de la segunda Guerra Mundial». La comparación de Luiz Inacio Lula Da Silva, de 68 años, pronunciada frente unos cincuenta mil brasileños en el centro de Recife, la capital del empobrecido estado de Pernambuco, forma parte de «la guerra sin cuartel», como califica un editorial del diario O Estado de Sao Paulo, a un proceso electoral fácil de comparar con una atracción de feria o montaña rusa, donde los candidatos suben y bajan a velocidad de vértigo. Buen ejemplo es el de la ambientalista Marina Silva, la estrella y promesa fugaz que se quedó, en menos de tres días, fuera del balotage.
«Son más intolerantes que Herodes cuando mandó matar a Jesucristo… Quieren terminar con el PT, con nuestra presidenta, quieren atacarla, dar una imagen suya de irresponsable. Eso sólo lo puede hacer un niño de papá, porque un nordestino jamás haría eso». En el discurso de Lula, con letra entre bambalinas de Joao Santana, el “marquetinero” que hace milagros y merece capítulo aparte, vale todo con tal de arañar unos votos que pueden ser decisivos el domingo pero, sabe donde apunta.
«A Marina la presentaron como una homofóbica que, además, iba a terminar con los planes sociales. La realidad era otra. Apoya las uniones civiles pero no el matrimonio y nunca dijo que terminaría con los subsidios pero cuando repites muchas veces una mentira… Ahora, con Aécio, está sucediendo algo similar». La observación de Alvaro Mendoza, economista que votará a Neves, es compartida por diferentes analistas. «El PT ha logrado instalar en buena parte del electorado la idea de que Aécio es un playboy, un niño bien y un misógino», asegura Marco Menezes. «Las elecciones –continúa- se han polarizado, se trata de “ricos contra pobres” y ahí gana Dilma».
En este escenario Aécio Neves recordó en un mitin reciente: «Lula no está disputando la elección» y lamentó «que un expresidente se preste a desempeñar un papel tan lastimoso como éste de fin de campaña». Pero Lula, aseguran en su entorno, tiene que proteger los doce años de PT en el Gobierno y tiene la vista puesta en el 2018 donde podría presentarse como candidato.
La leve ventaja de Dilma Rousseff en tres sondeos de última hora (de entre tres y un punto) pronostica buenas noticias en las urnas para Dilma y Lula pero esa posible victoria no está garantizada ni la tendencia de que el descenso de Neves sea, como hoy parecería, irreversible. Anoche se celebraba el último debate de campaña entre Dilma y Aécio, como se conoce en la calle y en la prensa a los candidatos. Estos duelos en televisión son decisivos y van seguidos de nuevos sondeos (no hay veda en Brasil) que, como pasó en la primera vuelta, suelen dar en la diana y anticipar el nombre del ganador en las urnas. De momento, habrá que esperar.