Vuelven los choques entre partidarios y detractores de la protesta en Hong Kong
La inflexibilidad de Pekín impide que avance el diálogo con los líderes estudiantiles

Después de tres semanas esperando que el diálogo entre las partes pueda desbloquear la situación que tiene parte de Hong Kong paralizada, la nula respuesta del Gobierno a las exigencias de los estudiantes abre un panorama incierto en el futuro del movimiento de protesta "Occupy". La postura del gobierno parece clara. Amparado en la estricta literalidad de la norma y en el hecho de que como integrantes de la nación china corresponde al Gobierno de Pekin la última decisión, ofrece migajas que solo consiguen ganar un poco de tiempo mientras los estudiantes se dirigen a una encrucijada, ya que parece evidente que la ocupación no puede durar eternamente.
El debate del martes solo sirvió para demostrar que el Gobierno tiene muy poca cintura (o capacidad real de actuación) y que los representantes estudiantiles están haciendo la labor que le correspondería hacer a los partidos políticos. Con un aplomo y una argumentación impecables, los cinco portavoces que tomaron parte en la reunión mostraron conocimiento, claridad y pasión, frente a la pasividad de la representación gubernamental. Dos de sus miembros ni siquiera hablaron en las dos horas que duró el encuentro, y los que lo hicieron fueron meros transmisores de un mensaje sabido e insuficiente.
Mientras, los ánimos entre la población civil comienzan a estar caldeados, y en parte es lógico. Hong Kong es uno de los territorios con la mayor desigualdad económica entre los considerados desarrollados; de sus más de siete millones de habitantes, un millón y medio vive por debajo del umbral de la pobreza, y muchos més sufren por vivir dignamente. Un buen número de estas personas están viendo cómo pierden horas de trabajo que no se les pagan o clientes que no dejan los beneficios esperados en sus tiendas. Conductores de tranvías, taxistas, pequeños comerciantes o vendedores de a pie de calle. Todos ellos ven con creciente enfado como día a día las calles siguen bloqueadas y ninguna de las partes ofrece una solución al conflicto.
Durante el día de ayer los incidentes que se registraron ya no fueron entre policía y manifestantes, sino entre partidarios y detractores de la protesta. Al mediodía, decenas de taxistas se presentaron en Mong Kok y, acompañados de un camión, comenzaron a retirar las barricadas de uno de los extremos de la protesta, y la policía hubo de intervenir para que los enfrentamientos no fueran a más.
Con la indignación provocada por un lado por la ausencia de soluciones aportadas por el Gobierno, y por otro por la pertinaz ocupación de las calles por parte de los estudiantes, urge encontrar un punto de acuerdo antes de que el conflicto se enquiste en el seno de la sociedad hongkonesa. Es necesario una manifestación de los líderes del movimiento sobre el siguiente paso a seguir. Benny Tai, Joshua Wong y Alex Chow deben marcar una hoja de ruta que permita ser seguida por los manifestantes.