Treinta yihadistas británicos han muerto combatiendo en Siria
El «martirio» en la «Guerra Santa» se convierte en una nueva forma de proselitismo
![Treinta yihadistas británicos han muerto combatiendo en Siria](https://s1.abcstatics.com/Media/201410/16/kobani-estado-islamico--644x362.jpg)
Al menos 30 jóvenes musulmanes británicos han muerto ya en Siria combatiendo con Estado Islámico (EI) o Al Qieda, según el diario «The Daily Telegraph» , que cita fuentes de los servicios de seguridad y un estudio del King’s College, que ha hecho un seguimiento de la actividad de estos grupos de fanáticos en las redes sociales. Entre los fallecidos figura un joven de Brighton, la ciudad turística costera del Sur de Inglaterra, de 19 años. Ibrahim Kamara, que adoptó en nombre de combate de Khalil al-Brittani, se había enrolado en el Frente al-Nusra , una facción de Al Qaida y murió el mes pasado en un ataque aéreo de Estados Unidos.
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En abril cayó en combate otro joven inglés, Abdulla Deghayes, de solo 18 años. Su padre lo describió como «un mártir» y alardeó de tener otros dos hijos enrolados en Siria. Ese tipo de reacción de orgullo tras el «martirio» se ha convertido en un problema. Los jóvenes musulmanes que viven en los suburbios británicos , a veces mal integrados y con un fuerte resentimiento, no se echan atrás ante el riesgo de perder la vida. Al revés, enajenados por la propaganda salafista consideran que caer en la «guerra Santa» es un premio, un pasaje directo al jardín de Alá. Los que mueren en las filas de Al Qaida o EI son llamados «pájaros verdes», en referencia a un pasaje del Corán que habla de que los mártires viven en el paraíso en el corazón de aves de ese color.
Muchos podrían haber regersado
Los servicios de inteligencia creen que hay más de 500 jóvenes británicos enrolados en la yihad, aunque muchos podrían haber vuelto. Son ellos, los llamados «lobos solitarios» , los que quitan el sueño a la Policía, que teme un gran atentado en Londres. Desde finales de agosto el Reino Unido está en el grado dos de alerta.
La semana pasada se detuvo en la capital a cuatro veinteañeros que se cree que estaban en la fase inicial de un plan para llevar a cabo una decapitación en las calles de la capital. Entre ellos figuraba un estudiante de medicina que vivía con su madre y su hermana en un barrio acomodado. En contra de lo que se pudiese pensar a primera vista, la mayoría de quienes escogen la vía del terrorismo en Irak y Siria son jóvenes de familias musulmanas pudientes y con buena educación.
El Gobierno conservador inglés ha planteado retirar el pasaporte a los ciudadanos británicos que han ido a combatir a la yihad y pretenden volver. Pero esa propuesta de Cameron fue tumbada en el Parlamento por sus socios liberales y por algunos de sus propios diputados, que alegaron que privar a un británico de su ciudadanía va contra los derechos democráticos elementales y abriría la puerta a una gran indefensión jurídica.
Por otra parte, Hamish de Bretton-Gordon, un coronel retirado de la British Army, ha alertado de que los yihadistas podrían contar con armas químicas, gas sarín y mostaza . Estado Islámico se habría hecho en su avance con varios búnkers que albergaban ese tipo de material, y que no fueron asegurados en su día de manera correcta por el ejército de Estados Unidos, y por supuesto siguieron fuera de control tras la precipitada retirada que ordenó Obama, que permitió la creación del primer Estado terrorista de la historia.
Bretton-Gordon teme que ese arsenal químico se esté empleando ya contra los kurdos en la batalla de Kobani. Se da por hecho que EI ya empleó las llamadas «bombas pobres» en la campaña de Siria. El pasado mes de julio, Estado Islámico robó más de 40 kilos de uranio en un laboratorio de la Universidad de Mosul, un hecho que fue comunicado por carta por el Gobierno de Irak a la ONU. Los expertos creen que dado el estado del mineral es casi imposible que les sirva para armar una bomba.