El lastre electoral de Obama

A menos de un mes para las legislativas en Estados Unidos, pocos candidatos demócratas quieren que el presidente haga campaña con ellos, por miedo a perder votos

El lastre electoral de Obama reuters

emili j. blasco

Un presidente en horas bajas no es el mejor acompañante en una campaña electoral, así que muchos candidatos demócratas prefieren que Barack Obama esté bien lejos en las semanas que quedan hasta las legislativas del 6 de noviembre. Ese día se elige toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, así como diversos gobernadores de los estados. Las encuestas indican que los republicanos pueden hacerse con el control del Senado, además de mantener el que ya tienen en la Cámara.

Cuando Obama fue elegido en 2008, fue saludado «como el líder transformador que había rehecho la política estadounidense creando un nuevo mapa electoral y una coalición electoral de votantes para dar forma al Partido Demócrata del siglo XXI», escribió el miércoles «The New York Times». «Pero ahora», añadió el diario, «ha sido reducido a algo distinto: una figura política aislada que es vista como una carga para los demócratas en los mismos estados en los que los votantes, por miles, una vez le vitorearon». Las elecciones a mitad de mandato de un presidente, además, pueden usarse como voto de castigo contra la Casa Blanca: le ocurrió a Obama en 2010 y puede sucederle de nuevo ahora.

La batalla política se centra en estados como Colorado, Carolina del Norte, Virginia o Iowa, donde los candidatos demócratas al Senado están en números más bajos y, de perder, probablemente otorgarían a los republicanos la mayoría senatorial. En la actualidad, el Partido Demócrata cuenta con 55 puestos y el Republicano con 45.

Obama no ha sido invitado por los candidatos a senador de esos estados y sus apariciones electorales se están limitando a lugares en los que los demócratas tienen tantos votos que un negativo «efecto Obama» no impedirá la victoria. Por su parte, Michelle Obama , está acudiendo principalmente a distritos en los que los demócratas necesitan una amplia movilización de voto femenino y afroamericano para vencer a republicanos más fuertes.

El confuso modo de gestionar las crisis internacionales y la imagen de falta de liderazgo han castigado los índices de aceptación de Obama (alrededor del 40 por ciento), quien en cambio no puede beneficiarse de la mejora de la situación económica. Aunque el paro descendió en septiembre al 5,9 por ciento, la lenta recuperación ha impedido que la salida de la crisis haya generado un especial optimismo social.

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