Renzi logra la aprobación de su reforma del mercado laboral
El primer ministro impondrá en Italia más facilidades para despedir y contratar
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Después de una agotadora jornada, con pelea incluida en el Senado, el Gobierno italiano ha ganado una votación decisiva: su reforma laboral fue aprobada a la una de esta pasada madrugada por 165 votos a favor, 111 en contra y 2 abstenciones. El primer ministro, Matteo Renzi, se jugaba ayer el todo por el todo al poner a votación en el Senado su reforma para flexibilizar el mercado laboral y facilitar el despido. Una reforma que se enfrenta a la oposición de sindicatos y de varios sectores de la izquierda, pero cuya aprobación fue planteada por el propio Renzi como una moción de confianza de la que dependía el mantenimiento de su gobierno.
Antes de tal movimiento, no obstante, los diputados del Movimiento 5 Estrellas del cómico Grillo le amargaron la fiesta, al ocupar la Cámara, retrasar la votación y lanzar monedas a la bancada del gobierno. Al presentar la votación de la reforma como moción de confianza, Matteo Renzi hacía explícitas sus prisas para la aprobación de la nueva ley. El primer ministro lanzó un órdago con el que se jugó su permanencia en el poder, pero intentaba evitar así un largo debate y la discusión sobre casi 700 enmiendas.
Con esta ley Renzi quiso presentarse ante los jefes de gobierno de la UE reunidos en Milán como un reformista de éxito, que impone sus cambios con golpes de audacia. Para el primer ministro era una obsesión no acudir a esta reunión con las manos vacías para contrarrestar así la más repetida crítica que se le hace tanto dentro como fuera de Italia, a saber: hablar mucho y hacer grandes anuncios, pero reformar poco.
La reforma de Renzi pretende flexibilizar el marcado del trabajo, facilitando a las empresas los despidos y la contratación, con desgravaciones fiscales para los nuevos contratos.
Si gana su órdago en el Senado, Renzi habrá humillado asimismo al ala izquierda del Partido Democrático, que había pedido una ley con mayores garantías para los trabajadores.
El jefe del Ejecutivo, que se siente fuerte con el respaldo de la opinión publica (las encuestas le dan un apoyo del 53% de la población, aunque ha retrocedido nueve puntos en los últimos tres meses), también ha dividido a los sindicatos. Mantuvo con estos una reunión el martes y solo el mayoritario CGIL, ligado a la izquierda militante, se mostró duro con la reforma laboral de Renzi, al anunciar una gran manifestación nacional de protesta para el 25 de octubre. La reunión se presentaba a priori como el inicio de un diálogo del gobierno con los sindicatos, pero quedó claro que, en realidad, se trató del final de una época.
Exigencia de Bruselas
En buena medida, la reforma laboral es asimismo una exigencia de la UE, del Banco Central Europeo (BCE) y del mundo empresarial, que consideran que la rigidez del mercado laboral impide las inversiones, ausentes desde hace años en territorio italiano. Es más, la propuesta sería parte esencial de la negociación de Italia con Bruselas, para evitar ser fiscalizada por la troika, asegura «Il Corriere della Sera».
En cualquier caso, Renzi ha utilizado la reforma laboral para transmitir un mensaje de triunfo a los líderes europeos. Un mensaje que diría que Italia está acometiendo ya sus reformas, y que ahora le corresponde a Europa cumplir con su parte: hablar menos de austeridad y adoptar medidas para la inversión y el crecimiento. En la cumbre de Milán sobre el empleo, Renzi fue felicitado por sus colegas europeos, en primer lugar por la canciller Angela Merkel, quien calificó la reforma como «un paso importante».
En cambio, en la calle hay una fuerte protesta contra la reforma. En una manifestación de miles de trabajadores en Milán, el líder del sindicato del metal de la CGIL, Maurizio Landini, ha amenazado con ordenar la ocupación de fábricas.
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