Aparecen 28 cuerpos en las fosas descubiertas cerca de donde desaparecieron 43 estudiantes
El gobierno de Guerrero confirma los nexos entre la policía de Iguala y el cártel local
Son 28 cuerpos repartidos en seis fosas, no todos completos, muchos calcinados: los habían tendido en un lecho de ramas al que prendieron fuego. Los restos están siendo sometidos a pruebas de ADN para averiguar si forman parte de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala hace más de una semana después de la brutal represión por parte de la policía municipal, que se saldó con seis muertos –uno de ellos encontrado al día siguiente con la cara desollada– y una veintena de heridos. El fiscal general del estado de Guerrero, Iñaky Blanco, que ofreció una rueda de prensa la noche del domingo, calcula que tendrán los resultados periciales en un plazo entre quince días y dos meses.
Blanco, en un recuento pormenorizado de la investigación hasta el momento, dijo que encontraron las fosas a partir del testimonio de varios de los 26 detenidos después de los sucesos de Iguala y confirmó que muchos de ellos declararon estar al servicio del grupo criminal que domina la zona, "Guerreros Unidos". Estos testimonios aseguran que el director de Seguridad Pública de Iguala, Francisco Salgado Valladares, mandó detener a los estudiantes y, después, un individuo apodado "El Chucky", líder del cártel local, dio la orden de llevárselos y ultimarlos. ¿Por qué querría una banda de narcotraficantes masacrar a unos estudiantes de magisterio? "El móvil se está investigando", dice el fiscal.
Por lo pronto, están en busca y captura el secretario de Seguridad Pública municipal Francisco Salgado y 29 policías municipales más. Al alcalde de Iguala, José Luis Abarca, también en paradero desconocido, lo someterán el lunes a un "juicio de procedencia" para quitarle el fuero que lo protege: el fiscal de Guerrero explica que hay indicios para investigarlo por la masacre.
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