protestas por la democracia
Estudiantes de Hong Kong asedian la oficina del jefe ejecutivo para que dimita
En una medida sin precedentes, Pekín suspende los visados para grupos de turistas chinos en pleno puente por el Día Nacional
Desde la madrugada del jueves, unos 200 manifestantes ha rodeado la oficina del jefe ejecutivo de Hong Kong, Leung Chun-ying, para forzar su dimisión. Formado en su mayoría por estudiantes, este grupo pretende bloquear su entrada al complejo del Gobierno regional cuando acuda a trabajar el viernes, ya que hoy es fiesta en la antigua colonia británica por el Día Nacional de China.
Mientras tanto, y en una decisión que no tiene precedentes, el régimen de Pekín ha suspendido los visados para los grupos de turistas chinos que quieran visitar Hong Kong. «Eso significa que no habrá excursiones de China durante una semana», explicó al diario local «South China Morning Post» el director ejecutivo del Consejo de la Industria de Viajes, Joseph Tung. Los turistas chinos representan el 75 por ciento de los visitantes que recibe la ciudad, pero la mayoría de ellos viaja de forma individual, no en grupo. A pesar de las protestas reclamando democracia, los hoteles de Hong Kong están llenos por la afluencia de turistas debido al puente del Día Nacional de China, que se prolongará hasta el martes.
La «Revolución de los Paraguas» , como se conoce a las protestas multitudinarias que han estallado en Hong Kong, se radicalizará si el régimen chino no cumple su demanda de plena democracia. Tras los graves disturbios del domingo, los estudiantes – auténticos protagonistas de las manifestaciones –, volvieron a pedir este miércoles la dimisión del jefe ejecutivo de la ciudad, Leung Chun-ying. Si no deja el cargo este jueves, el vicesecretario de la Federación de Estudiantes, Lester Shum, volvió a amenazar con ocupar edificios oficiales.
También exigen su renuncia las fuerzas pro-democráticas agrupadas en torno al movimiento «Occupy Central» («Ocupar el Distrito de Central»), que aboga por paralizar la zona financiera de la ciudad. «Podemos hablar con cualquiera excepto con él… dimita por el bien de Hong Kong», le aconsejó uno de los organizadores de dicho grupo, el doctor Chan Kin-man, quien anunció en un comunicado una escalada de las protestas hasta que el Gobierno dé una respuesta a sus demandas democráticas. Entre ellas destaca la libre participación de candidatos en las elecciones a jefe ejecutivo de Hong Kong previstas para 2017. Aunque el régimen chino permitirá el sufragio universal en dichos comicios, pretende que un comité afín seleccione a dos o tres de sus candidatos.
Haciendo oídos sordos a estas peticiones, Pekín se mantiene firme en su decisión mientras censura la noticias sobre las protestas en el resto de China. Por su parte, el jefe ejecutivo Leung ya ha dejado claro que seguirá en el cargo mientras dure la ocupación de las calles de Hong Kong, que prevé larga porque han sido tomadas por miles de manifestantes que se están aprovisionando de víveres para resistir durante los próximos días .
A pesar de los constantes rumores sobre un posible desalojo policial, y del recuerdo aún vivo de la matanza de Tiananmen en 1989, el jefe ejecutivo ha asegurado que no recurrirá a las tropas del Ejército chino acuarteladas en esta antigua colonia británica. Una promesa que ha quitado el miedo en el cuerpo a muchos hongkoneses como Angela Lee. Coincidiendo con la fecha simbólica del Día Nacional de China, esta profesora de 33 años acudía la noche del miércoles a la masiva concentración ante el edificio del Gobierno regional, en el distrito de Admiralty. «Antes estaba callada y tenía miedo por lo que había visto en televisión, pero me he contagiado de toda esta energía que irradia la gente aquí y he salido a la calle porque podemos hacer más por la democracia», explicaba a ABC en un paso elevado desde el que se veía toda la multitud. Sus palabras se entendían perfectamente cuando, bajo los futuristas rascacielos de Hong Kong, la muchedumbre formaba un río de luces con las pantallas de sus móviles mientras coreaba el himno de esta revuelta: «Bajo un vasto cielo», del grupo Beyond.
Emocionada, Angela Lee confiaba en que «nadie resulte herido y el Gobierno nos escuche», decía junto a su pareja, Inmanuel Cheung, otro profesor de 36 de años. En su opinión, «no hay miedo de que se repita otro Tiananmen porque son dos situaciones distintas. China estaba antes muy cerrada y Hong Kong es una ciudad internacional que está siendo observada por todos los países».
Esta pareja resume el nuevo perfil de los manifestantes, que durante los primeros días eran estudiantes en su mayoría y ahora son profesionales bien educados que reclaman sus derechos democráticos. Sin el idealismo de la juventud, y con las obligaciones de la vida cotidiana esperando tras el puente por el Día Nacional de China, la cuestión está en saber hasta dónde llegarán y cuánto tiempo aguantarán echándose a la calle para protestar.
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