Estalla la rivalidad «sexy» entre Sarkozy y Valls
En la guerra por el Elíseo se intuye una batalla más carnal y que puede arrastrar también votos. La anécdota vivida -o sufrida- por el primer ministro estos días es un ejemplo

Nicolas Sarkozy y Manuel Valls también compiten en un terreno inflamable para el electorado femenino: la «guapeza» y el carácter seductor del uno y el otro han comenzado a precipitar una rivalidad de nuevo cuño. Hace poco más de un año, varios sondeos consagraron a Valls como el político más «sexy» de Francia. Sarkozy nunca ha tenido una cota muy alta en ese terreno del atractivo masculino. Bajito con tendencia a la gordura, está casado con una señora muy guapa, Carla Bruni, pero no es percibido como objeto sexual por los públicos femeninos.
La rivalidad Sarkozy/Valls, en ese terreno, estalló inesperadamente el fin de semana pasado, cuando una señora se acercó a Valls, en viaje oficial, por las calles de Arras (Pas de Calais), para gritarle: «¡Es usted tan guapo!».
Un fotógrafo captó una instantánea volviéndose hacia la señora, con los ojos muy abiertos, diciendo algo así como... «Señora...». La señora continuó, dirigiéndose al primer ministro: «Lo adoro. Cuando lo veo, recuerdo a Sarkozy».
Al llegar a ese punto, entre atónito y encantado, Valls respondió: «Ah... si sigue así, señora, me dará usted un disgusto. Porque Sarkozy no es nada guapo, oiga». El vídeo de un aficionado que grabó la escena no llegó a recoger la respuesta de la señora, pronto neutralizada por los guardaespaldas del primer ministro.
Más allá de la anécdota, la comparación con Sarkozy plantea desde hace años un problema de fondo para Manuel Valls. Sus adversarios de izquierda lo califican en un tono despectivo de «Sarko de izquierdas». Que es una manera como otra de intentar descalificarlo entre los electores de izquierdas.
Bruni como anzuelo
En ese marco, el éxito e intentos de seducción de los electorados masculino y femenino tampoco son cuestiones menores. Sarkozy ha utilizado a Carla Bruni como anzuelo entre algunos electorados, en detrimento de otros. La señora Sarkozy pasa muy bien entre los electores masculinos acomodados. Pero pasa francamente mal entre los electorados menos pudientes y «proletas».
Valls, por su parte, tiene problemas mucho más urgentes que la conquista de los públicos femeninos. Pero el asalto de una admiradora, en Arras pone de manifiesto una evidencia: el sexy, el glamour o como quiera llamarse, también van a tener una importancia creciente en la larga marcha hacia la conquista o reconquista del Elíseo.
Noticias relacionadas