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«¡Por España!»: la verdad sobre el brindis de los Tercios de Flandes que utiliza VOX en sus arengas
Ni pertenece a Félix Lope de Vega o al también poeta y militar Hernando de Acuña, así como no procede del capitán de los tercios Diego Acuña Carvajal, pues este ni siquiera existió
El brindis a los Tercios de Flandes, viralizado en una breve y teatral arenga por Javier Ortega Smith , secretario general de VOX, no tiene su origen en el siglo XVI o XVII como muchos creen. Ni pertenece a Félix Lope de Vega o al también poeta y militar Hernando de Acuña, así como no procede del capitán de los tercios Diego Acuña Carvajal , pues este ni siquiera existió. El fragmento, en concreto, forma parte de una obra de teatro de Eduardo Marquina, autor de finales del siglo XIX, titulada «En Flandes se ha puesto el sol».
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Nacido en Barcelona, Eduardo Marquina disfrutó en vida de una gran popularidad, que ha envejecido tan mal como para que hoy apenas sea recordado. Poeta retórico y romántico, su obra es recordado por los dramas históricos que le otorgaron el favor del público. «Las hijas del Cid» (1908) fue su primer gran éxito teatral, aunque su drama más recordado es «En Flandes se ha puesto el sol» , en cuatro actos (Flandes y España, La represión, La guerra y La paz), que se estrenó en Montevideo en 1909, y en diciembre del mismo año, en Madrid, en el teatro de La Princesa.
BRINDIS DE LOS TERCIOS
— Vox Tomelloso (@TomellosoVox) 28 de octubre de 2018
Mallorca.
Javier Ortega Smith, VOX.
Con Jorge Campos, de ACTÚA Baleares.
Ya se está convirtiendo en un clásico😉 pic.twitter.com/4rxxsuW9cq
La trama versa sobre el amor imposible entre Don Diego Acuña de Carvajal , capitán de los tercios, y una flamenca llamada Magdalena. El oficial de esta infantería que dominó Europa a base de picas, arcabuces y rodelas , se ve obligado en la obra a elegir entre el amor de su vida y la bandera que juró proteger. El juramento no es otro que el conocido hoy como «Brindis a los Tercios de Flandes» , que Diego pronunció un día y que en la obra saca a colación un camarada suyo, Francisco Valdés . Y dice así:
«¡Por España; y el que quiera/defenderla, honrado muera;/y el que, traidor, la abandone/no tenga quien le perdone,/ni en tierra santa cobijo,/ni una cruz en sus despojos,/ni las manos de un buen hijo/para cerrarle los ojos!».
En cualquier caso, la intención del autor de la obra no tiene intenciones patrióticas. Entre su lealtad a esta infantería o a su amor flamenco, Eduardo Marquina deja claro que el afecto por las personas siempre prevalece y que el futuro no son los enredos de sus padres, sino Albertino, el hijo fruto de las dos sangres y las dos lealtades. Por eso tras dejar los tercios, el que fue capitán dice:
«Desde aquí ve mi deseo/lo que otro ninguno ve;/porque el infinito veo/con los ojos de la fe».
Más allá de estos dramas históricos, Marquina es conocido porque el Rey Alfonso XIII le encargó el primer intento serio por dotar de letra al himno de España. Compuesta con motivo de las bodas de plata en el trono del Rey, la letra fue publicada en el diario ABC el 17 de mayo de 1927 en estos términos:
«¡Gloria, gloria, corona de la Patria,
soberana luz
que es oro en tu pendón!
¡Vida, vida, futuro de la Patria,
que en tus rojos es
abierto corazón...!
Púrpura y oro: bandera inmortal
¡en tus colores juntas, carne y alma están!
Púrpura y oro: querer y lograr:
¡tú eres, Bandera, el signo del humano afán!
¡Pide, España! ¡Tu nombre llevaremos
donde quieras tú;
que honrarlo es nuestra ley!
¡Manda, España, y unidos lucharemos,
porque vivas tú,
sin tregua pueblo y rey!
Una bandera gloriosa nos das;
¡nadie, viviendo, España, nos la arrancará!
Para que, un día, nos pueda cubrir,
¡danos, España, el gozo de morir por ti!
¡Viva España! Del grito de la Patria,
la explosión triunfal
abrió camino al sol;
¡Viva España! repiten veinte pueblos
y al hablar dan fe
del ánimo español...
¡Marquen arado, martillo y clarín
su noble ritmo al grito de la Patria fe!
¡Guíe la mente a la mano hasta el fin,
al "Viva España" asista toda España en pie»
Marquina falleció repentinamente en Nueva York en 1946 mientras se hallaba en misión diplomática tras haber sobrevivido la Guerra Civil.