Kiev, tierra de soldados letales: la francotiradora más mortífera de Stalin era ucraniana y abatió a 300 nazis

Aunque se sospecha que el gobierno ruso engrandeció su leyenda, está aceptado que Lyudmila Pavlichenko acabó con 300 alemanes durante la Segunda Guerra Mundial

Lyudmila Pavlichenko
Manuel P. Villatoro

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Se llamaba Lyudmila Pavlichenko , aunque hoy algunos la conocen como 'Lady muerte': un apodo quizás exagerado, pero que responde al terror que provocaba en los nazis durante la Segunda Guerra Mundial . Morena, de tez ruda y nariz afilada, los historiadores suelen aceptar que esta tiradora ucraniana acabó con la vida de tres centenares de alemanes durante la Gran Guerra Patria , como la denominan los rusos. Aunque su vida está rodeada de más enigmas que certezas –algunos autores afirman que su leyenda fue engrandecida por Iósif Stalin – lo que está claro es que sus habilidades no tienen nada que envidiar a las del soldado que, este viernes, acabó con la vida del general Mogamed Tusháyev .

Inciertos inicios

El autor Henry Sakaida afirma en 'Heroines of the Soviet Union' (Osprey, 2003) que nuestra protagonista llegó al mundo con el nombre de Lyudmila Mikhailovna el 12 de julio de 1916 en el pueblo de Belaya Tserkov, ubicado en Kiev (Ucrania). «De carácter terco e independiente, la dotada estudiante acabó el noveno grado en la escuela de su ciudad», desvela el experto. A los 15 años su vida cambió, pues tuvo un hijo llamado Rostilav que destrozó su matrimonio con el estudiante Alekséi Pavlichenko. Así lo confirma la historiadora Lyuba Vinogradova en ' Ángeles vengadores ' (Pasado y Presente, 2017). De resultas del escándalo, su familia tuvo que trasladarse a la capital desde la modesta ciudad de Bélaia Tsérkov.

Después, y según la versión más extendida, compaginó sus estudios con un trabajo de pulidora en una fábrica gracias a que un familiar se encargó de criar a su pequeño. Pero... ¿Dónde aprendió a disparar?, ¿cómo logró adquirir esa puntería que, años después, la convertiría en una de las francotiradoras más famosas de la historia de la URSS y de la Segunda Guerra Mundial? Según explicó ella misma en sus memorias, se convirtió en una tiradora sobresaliente en la asociación deportiva cuasi militar Osoaviajim. En 1941, cuando  Adolf Hitler  lanzó la  Operación Barbarroja , Pavlinchenko tenía 24 años y se encontraba estudiando historia en la Kiev State University. Una vez más, su existencia iba a verse transformada.

Lyudmila Pavlichenko ABC

Por entonces Stalin todavía no había llamado al combate a las mujeres. Sin embargo, ella decidió presentarse en una oficina de reclutamiento para enfrentarse al invasor germano. La situación asombró a los militares, que le ofrecieron varios trabajos que creían más apropiados para una mujer. «Ella tenía otras ideas. Había recibido entrenamiento militar básico en una escuela de Kiev y había ganado la Insignia de Tiradora de Voroshilov en torneos regionales», explica el divulgador Charles Stronge en 'Sniper in Action: History, Equipment, Techniques' (Amber Books, 2010). La ucraniana estaba tan empeñada en luchar que el reclutador le hizo una prueba de puntería.

La futura heroína de la Unión Soviética superó sin problemas el examen. Con todo, aquella situación se le quedó grabada en la memoria, como demostró en sus memorias: «Accedí al Ejército cuando las mujeres todavía no estaban aceptadas […] Tuve la opción de convertirme en enfermera, pero la rechacé». A partir de entonces su historia comienza a debatirse entre la realidad y la falsedad. Ejemplo de ello es que la mayoría de autores suele dar un salto y ubicar a nuestra protagonista ya como francotiradora en la batalla de Odessa, región ubicada al sur de la actual Ucrania. Una contienda en la que las fuerzas de Rumanía, por entonces del lado nazi, asediaron durante más de dos meses la mencionada región.

Los enigmas a su alrededor se cuentan por decenas. Uno de ellos, el momento en el que arribó a Odessa y si, ya por entonces, era tiradora de élite. El autor de 'Sniper in Action: History, Equipment, Techniques' es partidario de que sus habilidades fueron reconocidas a toda velocidad y, ya por entonces, había sido ascendida. Sakaida es más específico y determina en su obra que entró en combate con la 25ª División de Infantería (la V.I. Chapayev) «cerca de Odessa en agosto de 1941»; aunque ya como tiradora de élite.

Terror nazi

Pavlichenko se cobró sus dos primeras víctimas cerca de la ciudad de Belyayevka (ubicada a 50 kilómetros de Odessa) cuando su unidad recibió la orden de defender una colina. A partir de entonces, y en palabras de Sakai, el número de fascistas con los que acabó ascendió a la velocidad del rayo hasta 187. Todo ello, en apenas diez semanas y tras sufrir dos conmociones cerebrales y una herida menor. La francotiradora solía utilizar por entonces el clásico fusil soviético  Mosin-Nagant  equipado con una mira telescópica de 4 aumentos. Sin embargo, pronto apostó por usar el  Tokarev SVT-40 semi automático . Arma de la que se fabricaron miles al comienzo de la IIGM, pero que dio multitud de problemas por ser difícil de mantener en el campo de batalla.

Sakai no hace referencia al primer arma de Pavlichenko, aunque sí explica que prefería el Tokarev debido a que no había que amartillarlo tras cada disparo. No le falta razón al experto, pues en una buena parte de las imágenes de la mujer que han sobrevivido al paso del tiempo se la puede ver con dicha arma.

Tras la caída de Odessa, el Ejército Marítimo Independiente –en el que se encontraba encuadrada Pavlichenko– fue trasladado hasta Sebastopol, donde la francotiradora combatió hasta la extenuación. En esta posición estuvo ocho meses. Semanas más que duras en las que demostró su pericia y su resistencia aguantando las bajas temperaturas y comiendo insectos. Fue durante su estancia en Sebastopol cuando comenzó a hacerse un hueco entre los mejores tiradores del Ejército Rojo. Según su biografía, fue en esta ciudad donde mantuvo decenas de duelos con francotiradores nazis enviados para acabar con ella.

La francotiradora, en una de sus imágenes más destacadas ABC

«En uno de aquellos enfrentamientos tuvo que permanecer 24 horas tumbada en la misma posición mientras acechaba a un enemigo cauteloso. Cuando, al amanecer del segundo día, consiguió al fin ponerlo en su mira y abatirlo, tomó de su cadáver no solo el fusil, sino también su diario de víctimas, que la informó de que había comenzado a servir de francotirador en Dunkerque y que […] había acabado ya con 500 soldados y oficiales», explica Vinogradova.

Pero este no fue su único duelo contra los francotiradores germanos. El más famoso fue uno narrado en una revista soviética. Según el mencionado reportaje, con el que Pavlichenko saltó a la fama, se topó en una ocasión con un observador alemán experto que se había ocultado en unos arbustos. Sin dudarlo, comenzó a acecharle para acabar con él. No le resultó fácil, pues el nazi utilizó contra ellas todos los trucos que conocía. El primero fue colocar un casco sobre un palo y levantarlo para que la joven hiciese fuego y desvelase su posición. Ella no cayó en la trampa.

Siempre según el artículo, el francotirador hizo entonces corretear cerca de él a un gato y a un perro para distraer a la chica. «Una cosa así no es habitual, y cualquier francotirador sin experiencia podría haberse dejado distraer y haber permitido al observador enemigo hacer su trabajo entretanto», se explicaba en el texto. La última artimaña del francotirador nazi fue la que le costó la vida. Desesperado por descubrir dónde diantres se ubicaba su enemiga, fabricó un muñeco falso ataviado con el equipo de un soldado alemán y lo alzó sobre los arbustos. Aquello le llevó a la tumba. «Así reveló la posición del alemán y le hizo saber que en breve se haría visible», explica Vinogradova en su obra. Al final, la mujer disparó cuando vio el destello de unos binoculares... y acabó con el soldado.

Francotiradoras soviéticas en la IIGM abc

Todas estas bajas hicieron a Pavlichenko famosa entre los mandos nazis. La leyenda afirma que, a partir de entonces, no era raro escuchar en medio del campo de batalla a los germanos pidiéndole que cambiara de bando a cambio de todo tipo de lujos. A su vez, la tiradora de élite también señaló que, después de ser ascendida a teniente, recibió la orden de seleccionar y entrenar a una unidad de francotiradores de la boca del mismísmo general  Iván Petrov . La leyenda que generó a su alrededor no tuvo límites. No en vano la misma Pavlichenko solía reiterar que despertaba auténtico pavor en los nazis. Algo lógico pues, allá por junio de 1942 , ya había acabado con 309 enemigos. Entre ellos, un centenar de oficiales y entre 33 y 36 francotiradores germanos (atendiendo a las fuentes).

Con todo, ni los duelos ni las bajas le valieron para evitar la mala suerte. En junio de 1942 un disparo de mortero le provocó heridas tan severas en la cara que tuvo que ser evacuada del frente en submarino. Una medida jamás vista hasta entonces. Por esas fechas, y según sus palabras, los alemanes ya habían amenazado con asesinarla y desmembrar su cuerpo en 309 trozos como venganza por sus compañeros caídos. Jamás lo conseguirían ya que, tras una ardua recuperación, la URSS decidió que era un icono demasiado valioso y le prohibieron volver a los campos de batalla.

Puedes leer la historia completa de Lyudmila Pavlichenko pinchando aquí.

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