Las extrañas prácticas médicas en los inicios de la criminología
Cesare Lombroso elaboró una teoría, en la que afirmaba que los homicidas compartían similitudes morfológicas
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Durante la Belle Époque , Occidente comenzó a ser testigo y víctima de la violencia callejera; en donde se abriría el telón para una macabra puesta de escena, sacudida por los más escabrosos asesinatos.
A pesar de que el mundo era un lugar hostil no faltaron las creencias médicas sobre la inferioridad, sustentadas en la maravillosa obra de Charles Darwin «La evolución de las especies» , como así sucedió cuando Cesare Lombroso sentó las primitivas bases de la criminología apoyándose en el legado del naturalista inglés.
Esta ciencia surgió de manera paralela al estudio forense -pues antes únicamente se enfocaban en las víctimas-. Sin embargo los inicios serían turbios, pues estaban equívocamente ligados a los preceptos darwinistas .
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De esta manera, mientras los homicidios más viles conmocionaban a la sociedad, empezarían a brotar nuevas teorías médicas, -aunque hoy nos parezcan absurdas, en su día contaminaron hasta las mentes más brillantes- que trataban de explicar el patrón de conducta y la motivación a perpetrar estos crímenes.
Siendo así, bajo la óptica de los primeros criminólogos, cualquiera podía tener potencial delictivo . Bien por genética o por irregularidades físicas –más comunes que extraordinarias-; como un dedo del pie más largo o la frente más prominente.
El limbo intelectual
Cesare Lambroso, un médico italiano, destacaría dentro de la comunidad científica por las ideas que sembró en los inicios de la criminología ; a la cual contribuyó aplicando la teoría de la evolución.
Lombroso aseguraba que el homicida no había sufrido ninguna evolución, conformando un eslabón perdido entre el mono y el hombre
Después de ver y comparar distintos cráneos, Lambroso llegaría a la conclusión de que los asesinos coincidían en ciertos aspectos morfológicos de sus respectivos craneos. Y por esa razón, defendía que los homicidas eran víctimas de un subdesarrollo intelectual, dejándolos en una especie de limbo entre el mono y el hombre.
«Morel y Lucas fueron de los primeros en ver el comportamiento criminal como algo que se podía heredar. Era el principio de la teoría de la degeneración: una vida de sexo disipado y mucha bebida estropeaba no sólo al que la llevaba, también a su descendencia», explicó Ainhoa Campos en su libro «Breve Historia de la Belle Époque».
Antropología criminal
Después de pasar un largo tiempo estudiando y comparando la forma de los cráneos de los homicidas , aterriza Lombroso en la escena; no para exonerar de aquella maldición a cada uno de los hijos de bebedores y fornicadores, si no para echar más leña al fuego. Además de hereditario -como consideraban Morel y Lucas - las probabilidades de ser un sospechoso iban en crescendo según tus peculiaridades físicas.
«La forma del cráneo, la longitud del segundo dedo del pie, o el tamaño de la nuez de Adán eran claros indicativos de la criminalidad de un individuo»
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«Lombroso creyó descubrir que la forma del cráneo, las líneas de la palma de la mano, los niveles de presión arterial, la longitud del segundo dedo del pie o el tamaño de la nuez de Adán mostraban estos retrocesos de la evolución humana y eran claros indicativos de la criminalidad de un individuo», relató Campos.
Como la teoría Darwin había calado hasta la exageración la visión médica de Lombroso; afirmó que existía un eslabón perdido que no había terminado de evolucionar del todo al hombre que hoy conocemos. Es decir, aseguraba que había un limbo entre el mono y el homo sapiens, y en ese desgraciado lugar se encontraban los homicidas; y cuyas características físicas lo delataban.
De esta manera, Lombroso se dedicaría a distinguir a los enfermos mentales de los criminales -quienes según él se hacían los locos-, y luego a la imposible tarea de encontrar coincidencias; partiendo de un sinfín de mandíbulas, sienes, frentes, y demás peculiaridades faciales para elaborar un listado de los diferentes tipos de criminales posibles . En esa teoría explicaba minuciosamente el perfil de los mismos, el potencial delictivo y el nivel de temibilidad para la seguridad pública .
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