La doctrina maldita para dominar Europa con tanques que la OTAN aprendió de la URSS en 1930
Yago Rodríguez, analista y fundador de 'The Political Room', desvela a ABC los pormenores de la 'Guerra profunda' rusa

Vivimos momentos turbios. La guerra en Ucrania –invasión rusa más bien, con permiso de la dictadura de oropel promovida desde el Kremlin– ha generalizado conceptos como el de doctrina militar. A saber: los principios que rigen la actuación de los ejércitos durante las operaciones sobre ... el terreno. La que más se ha dado a conocer en el último mes de conflicto ha sido la ' Blitzkrieg ', el secreto de los tanques alemanes para acabar a la velocidad del relámpago con Polonia y Francia en los años treinta y cuarenta. A cambio, poco se ha hablado de la URSS y su ' Guerra profunda ': el sistema soviético que, con ciertas salvedades propias del paso del tiempo, utiliza hoy el ejército de Vladimir Putin .

La 'Guerra profunda', también llamada 'Glubokaya operatsiya' o 'Deep operations', fue eliminada a base de brutalidad poco después de ser creada. Iósif Stalin la arrancó de raíz de la Unión Soviética durante las sucesivas purgas de oficiales del Ejército Rojo. Y, sin embargo, el desastre que supuso la invasión alemana de la URSS –la llamada Operación Barbarroja – allá por 1941 y el avance a toda velocidad de los carros de combate germanos hacia Moscú hizo que el alto mando ruso la recuperara. Aunque, eso sí, de forma sibilina y a espaldas del Camarada Supremo. Bajo la paraguas de esta doctrina militar se orquestaron el contraataque de Stalingrado o la mítica Operación Bagration. Dos golpes de mano que valieron a los Aliados la Segunda Guerra Mundial.
Yago Rodríguez Rodríguez –analista, fundador y director de 'The Political Room' y experto en temas relacionados con el mundo castrense– va incluso más allá y afirma que la ' Glubokaya operatsiya ' es la doctrina de la que bebe el arte de la guerra moderno de Occidente; una curiosa inspiración, cuanto menos. Así lo afirma en declaraciones a ABC a través de una llamada telefónica. Porque, como bien explica, son días de mucho trabajo y un encuentro en persona es inviable. «A los vídeos que hago de forma habitual para plataformas como YouTube se ha sumado un resumen diario en directo en el que analizo el devenir de la guerra en Ucrania. Es una locura», sentencia.
Mil cambios
El cambio de paradigma comenzó con la Revolución Francesa y se generalizó después de que el mundo se estremeciera con la muerte del archiduque Francisco Fernando. La idea de la campaña limitada, en la que no se gastan todos los recursos de los que se disponen, fue sustituida por la guerra total; esa en la que se exprime a la nación al máximo en pos de la victoria. Además, el desarrollo tecnológico permitió llevar a miles y miles de combatientes hasta la primera línea de batalla a través de ferrocarriles y camiones. Por último, el alumbramiento de nuevas armas como los carros de combate y las ametralladoras permitieron ampliar el frente de batalla. Normal, pues era sencillo cubrir una línea defensiva más extensa.
Cuenta Miguel Campos Robles, Teniente Coronel del Ejército de Tierra (R.), en el dossier 'El Arte Operacional Ruso: de Tukhachevsky a la actual Doctrina Gerasimov' que todas esas evoluciones modificaron la forma de hacer la guerra: «Fue alumbrado un nuevo componente o nivel en el arte militar, denominado operacional, como un escalón de transición entre los dos tradicionales». Si hasta entonces habían primado la estrategia –la ubicación de los ejércitos en el mapa de forma global– y el táctico –el movimiento de las unidades sobre el terreno–, ahora había nacido otro. Uno intermedio que conectaba las grandes decisiones con los soldados que combatían a pie de trinchera y que se preocupaba, entre otras cosas, por la logística y las rutas de abastecimiento en un frente mucho más colosal.
En palabras de Yago Rodríguez este cóctel derivó, a su vez, en la creación de un 'frente profundo' jamás visto hasta entonces. «Nació en la Primera Guerra Mundial . Se empezó a defender el territorio en diferentes líneas, una detrás de otra, kilómetros y kilómetros. La capacidad de los estados era enorme y se lo podían permitir», desvela el experto a este diario. Ya no valía, por tanto, con desplazar enormes masas de infantería que combatieran hasta la muerte, como sucedía durante las guerras napoleónicas. Había cambiado el paradigma y, como era de esperar, tocaba poner patas arriba las viejas doctrinas militares para no ser aplastado en las modernas campañas que se avecinaban.
Guerra profunda
El ejército ruso entendió tarde lo que implicaba el 'frente profundo '. Tras la Primera Guerra Mundial, con millones de bajas a sus espaldas, un grupo de pensadores militares soviéticos se esforzaron en cambiar el viejo sistema de combate que había imperado en la era zarista. «Pusieron su atención en la forma de resolver la falta de movilidad y en la capacidad de maniobra de las unidades en un campo de batalla posicional y estancado», desvela, en este caso, Campos Robles. Lo hicieron basándose en la explotación de sus puntos fuertes –las redes ferroviarias, elemento clave en un país de unas dimensiones gigantescas– y en la idea de que debían concentrar a sus hombres para atravesar la línea enemiga por un punto concreto.
Los primeros expertos en adentrarse en el mundo de las nuevas tácticas militares fueron Mikhail Nikolaevich Tukhachevsky y Sergei Sergeyevich Kamenev . Ambos ahondaron en la importancia de llevar a cabo operaciones sucesivas en lugar de apostar por una única batalla decisiva que decidiera la guerra. A su vez, bosquejaron los cambios que se debían acometer a nivel de unidad para favorecer estos golpes constantes. Así lo explica el segundo autor: «En la guerra moderna de los grandes ejércitos, la derrota del enemigo es el resultado de la suma de continuas y planeadas victorias en todos los frentes, alcanzadas unas tras otras e interconectadas en el tiempo. La conducción ininterrumpida de operaciones es la principal condición para la victoria».
Aunque la pobreza soviética de los años veinte impidió la mecanización del Ejército Rojo , el paso del tiempo permitió al alto mando dar sus primeros pasos en la guerra blindada. Y así nació, al fin, el concepto de 'Batalla profunda' en 1933. Su objetivo consistía en romper las defensas del enemigo en un punto determinado y a golpe de vehículos, aviones y artillería de largo alcance. Esa idea primigenia evolucionó hasta la 'Guerra profunda' poco después. Equivalente en esencia, pero a nivel masivo. La principal diferencia, como bien explica Yago Rodríguez, era que también buscaba destruir las líneas de abastecimiento y dañar las reservas ubicadas en retaguardia. «La máxima era obtener la victoria cuanto antes», completa.

Así recogía la doctrina militar soviética de 1936 estas ideas: «La 'Guerra profunda' consiste en ataques simultáneos sobre las defensas del enemigo por la aviación y por la artillería en toda la profundidad de las posiciones defensivas y en la penetración en la zona de defensa por unidades acorazadas con un rápido paso del éxito táctico al éxito operacional. Todo ello, con el objetivo de envolver al enemigo. El papel principal será jugado por la infantería con el apoyo del resto de los diferentes tipos de fuerzas trabajando en el interés de la misma». Si les suena es porque, en esencia, es lo que ha intentado Vladimir Putin en Ucrania desde que comenzó el conflicto.
Yago Rodríguez traza también paralelismos con la 'Guerra relámpago' alemana. Es normal evocarla, según admite, debido la relación entre ambos países. « Guderian estaba estudiando algo similar en Alemania, Liddell Hart en Gran Bretaña y Tukhachevsky en la URSS. Estos teóricos se leyeron entre sí. La 'Blitzkrieg', más simple, la 'Operación profunda' soviética, más compleja y rica... Todas tenían cosas en común», desvela. Aunque también albergaban diferencias sustanciales. «El modo de hacer la guerra germano era una evolución de un sistema planteado desde la batalla de Jena, en 1806. Para los rusos era algo más revolucionario. Lo habían estudiado y plasmado en libros, desde luego, pero no lo habían podido llevar a la práctica», sentencia.
La diferencia más clara entre ambas era que, mientras que la 'Blitzkrieg' buscaba desorganizar y destrozar las defensas del enemigo en un punto concreto de la línea de contacto, la 'Guerra profunda' apostaba por hacer lo propio en la profundidad del campo de batalla (en las sucesivas líneas instaladas por el enemigo) y acabar con las líneas de abastecimiento. A su vez, la 'Deep battle' era partidaria de atosigar al contrario en varios ejes de acción, y no solo uno. Algo que, una vez más, ha intentado replicar el Kremlin al asaltar Kiev por el norte, Jarkov por el nor-este, el Donbás por el este y –según parecía en un principio– Odessa desde el sur.
Mala aplicación
Lo que Yago Rodríguez repite hasta la extenuación es que la 'Guerra profunda' funciona solo en los albores del conflicto. «Los ataques relámpago y la idea de embolsar las unidades enemigas a toda prisa tienen caducidad. Después, como estamos viendo en Ucrania, la situación se asienta y los bandos buscan proteger, respectivamente, el territorio conquistado y el defendido», incide. Es entonces cuando cobran importancia ingenios como el carro de combate. «Son clave para el combate urbano y para proteger el avance de la infantería. Imagina que, si no existieran, habría miles de muertes más, y eso, políticamente, es letal para Putin», sentencia.
El analista es partidario también de que los rusos no han aplicado la 'Guerra profunda' a rajatabla: «El ejemplo más claro es que la doctrina original afirmaba que la fuerza aérea tenía la tarea de acabar con las fuerzas del enemigo en reserva. Dañarlas antes de que pudieran enfrentarse al grueso del ejército. Y eso no ha sucedido en Ucrania». Con todo, no podemos obviar que, aunque esta doctrina sigue vigente de forma parcial, el Kremlin revisó su forma de batallar en 2008 y ganaron importancia otras ideas como la ' Guerra sin contacto '. «Esta se basa, en esencia, en el empleo de artillería y armas de largo alcance para evitar los choques en tierra», completa.
Y es que, a pesar de que son muchos los que consideran que estamos en la era del dron y el Javelin, que también, la realidad es que la guerra se parece mucho a la de hace medio siglo que a la que se barrunta en las películas de ciencia ficción. «Todavía hoy hay dos factores determinantes: el tiempo de la operación y que debes entrar por tierra para conquistar al enemigo. Si tienes poco tiempo y debes que avanzar a toda velocidad... ¿cómo hacerlo? La 'Operación profunda' daba, y da, una respuesta a todo eso. Apilar fuerzas en una serie de escalones muy poderosos, romper el frente enemigo, avanzar y destruir toda la logística tras las líneas», sentencia. No debe estar demasiado desfasada cuando, en palabras de este experto, se ha convertido en la base de las doctrinas occidentales.
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