La desmemoria histórica hacia las 14 Mártires Concepcionistas asesinadas en la Guerra Civil

Estas monjas fueron cruelmente torturadas,humilladas y asesinadas por los milicianos republicanos durante la persecución contra la Iglesia española durante los primeros meses de la Guerra Civil

Parte del tapiz con la imagen de las 14 concepcionistas franciscanas ya beatas. Se trata de la reproducción de un cuadro pintado para la ocasión por el granadino Luis Ruiz

ABC HISTORIA

Cuando el pasado 5 de agosto se cumplieron 80 años del fusilamiento de las llamadas «Trece Rosas», la vicepresidenta Carmen Calvo lanzó, junto a otros miembros del Gobierno, varios tuits rememorando esta tragedia de la Guerra Civil. Poco tardó en responderle, en esta misma red social, el periodista y eurodiputado de Vox Hermann Terstch , quien recordó junto a otros tuiteros que hay otras tantas personas que sufrieron deselances terribles durante la contienda, pero que hoy no gozan de tanta atención mediática .

Como ejemplo de esta memoria selectiva entre algunos sectores de la izquierda puso el caso de las catorce monjas de la Orden de la Inmaculada Concepción , asesinadas por milicianos comunistas, socialistas y anarquistas en 1936, cuya efeméride pasa cada año inadvertida y sin tantas palabras de aliento por parte del PSOE.

Las 14 Mártires Concepcionistas

El 18 de julio de 1936 estalló la Guerra Civil y se desbordó la persecución religiosa a cargo de comunistas y anarquistas, iniciada cinco años antes al proclamarse la Segunda República, con la quema de iglesias y conventos, además de asesinatos a religiosos.

En un Madrid controlado por el Frente Popular, catorce monjas de la Orden de la Inmaculada Concepción fueron el blanco perfecto de ese odio anticlerical. Entre julio y noviembre de 1936 fueron perseguidas, torturadas y asesinadas. El fraile capuchino Alfonso Ramírez, postulador de la beatificación celebrada en junio de este año a estas mujeres, explicó a ABC : «El hecho de ser religiosas era motivo para matarlas».

De las catorce monjas asesinadas, solo se han podido recuperar los cuerpos de dos de ellas. Las demás siguen en paradero desconocido

Las primeras diez hermanas concepcionistas ejecutadas pertenecían al convento de la orden en las Rozas de Madrid. El 19 de julio, milicianos del comité revolucionario local armados con pistolas y fusiles se presentaron en la puerta del edificio a modo de amenaza. «Se trataba de unas pobres mujeres, sin defensa ninguna, que no solo sufrieron un martirio material, sino también psicológico», señaló Ramírez. Cuando llego la noche y ya no oyeron ningún ruido, las hermanas desalojaron el edificio y huyeron del peligro.

Acabaron refugiadas en un edificio de la calle Francisco Silvela. Por desgracia, la portera del bloque vecino las delató y, de nuevo, se vieron expuestas al horror. Las sacaron a todas de allí y las subieron a un camión. A una de las hermanas que iba en silla de ruedas la tiraron por las escaleras . Fueron trasladadas a una de las prisiones que usaban los radicales de izquierda para interrogar y torturar a sus víctimas al margen de la ley. Allí fueron ejecutadas.

La comunidad de San José, de Madrid, a la que pertenecían diez de las 14 mártires concepcionistas

Con la muerte de estas martires concepcionistas no acabó la persecución contra esta orden. En una segunda purga , dos hermanas residentes en el convento de El Pardo también corrieron la misma desgracia. El 21 de julio, los milicianos rebeldes confiscaron el edificio y las religiosas lograron cobijo en varias casas vecinas, hasta ser localizadas y expulsadas del municipio. Algunas consiguieron escapar y llegar a Madrid, como la Madre Inés y Sor María del Carmen, quienes fueron acogidas por un matrimonio de edad avanzada. Aunque poco tiempo pudieron esquivar a sus captores, ya que el 23 de agosto localizaron su escondite. Las subieron a un caminón para trasladarlas a un descampado en el barrio madrileño de Vicálvaro, donde fueron fusiladas.

Sus asesinos abandonaron los cadáveres en las tapias del cementerio. El enterrador las encontró allí, tiradas y con las ropas desgarradas; decidió lavarles la cara y poner en orden sus vestidos. A continuación, cogió su cámara de fotos y capturó el momento antes de sepultar sus cuerpos. Los restos de ambas fueron enterrados en la misma tumbra, donde aquel hombre puso una señal que facilitó su posterior identificación años después. Son las únicas dos monjas cuyo cadáver se han podido recuperar , mientras que las otras doce restantes siguen en paradero desconocido.

Las últimas dos hermanas de la comunidad en «desaparecer» (según la terminología usada por TVE en su Twitter) en esos meses pertenecían a la localidad toledana de Escalona. De la misma manera que en los otros casos, el comité frentepopulista se presentó en el convento y las expulsó a todas de allí. Fueron enviadas a la Dirección General de Seguridad, actual Puerta del Sol, donde sufrieron sucesivas torturas para convencerlas de que abandonaran la fe. «Las tuvieron varios días sin darles agua», cuenta el fraile. Los milicianos al ver que aquello no daba resultado y, para forzar la situación, decidieron separar a las dos monjas de mayor edad de las jóvenes. Ambas fueron enviadas a una checa y a los pocos días las mataron.

El odio contra la Iglesia, en cifras

La persecución de la Segunda República contra la Iglesia española costó la vida a 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y 283 monjas, según el estudio del historiador Antonio Motero Moreno . La violencia anticlerical que se desató acabó también con más de cien conventos, monasterios e iglesias en toda España, a lo que hay que añadir un número enorme de objetos del patrimonio artístico y litúrgico destruidos.

Al inicio de la Guerra Civil, el 23 de julio de 1936, cinco jóvenes fueron asesinados por defender el monumento de posibles atentados. Días después de los asesinatos, el 7 de agosto, milicianos del bando republicano llevaron a cabo una «ceremonia» por ellos mismos fotografiada, de fusilar la imagen de Jesús. Tras ello, procedieron a la destrucción de las esculturas. La prensa del Frente Popular publicó en portada y en primera página este «fusilamiento».

La calle de las Mártires Concepcionistas , cerca de la plaza madrileña de Manuel Becerra, hoy rinde homenaje a estas catorce mujeres asesinadas durante los primeros meses de contienda en las zonas republicanas. Una placa cuelga desde junio de 1946 hasta hoy, a pesar de que el Ayuntamiento de Manuela Carmena intentó retirarla en 2015 escudándose en la Ley de Memoria Histórica . Finalmente, le resultó imposible retirarla, ya que ellas también fueron víctimas de la Guerra Civil.

El Papa Francisco recordó el pasado 23 de junio a las ya beatificadas hermanas de la orden de la Inmaculada Concepción subrayando que «su martirio nos invita a todos nosotros a ser fuertes y perseverantes». En medio de toda la plaza de San Pedro pidió un fuerte aplauso para todas ellas.

El nombre de estas mujeres era: Isabel Lacaba Andía, Petra Peirós Benito, Asunción Monedero, Manuela Prensa Cano, Balbina Rodríguez Higuera, Beatriz García Villa, Ascensión Rodríguez Higuera, Juana Ochotorena Arniz, Basilia Díaz Recio, Clotilde Campos Urdiales, Inés Rodríguez Fernández, Carmen Rodríguez Fernández, María de San José Ytoiz y Asunción Pascual Nieto.

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