Conversaciones Católicas de Gredos: donde quiso reconstruirse todo lo que arrasó la Guerra Civil

En Gredos, a partir de 1950, se fue creando un clima intelectual que daría, con el tiempo, el espíritu de concordia de la Transición

Imagen del Parador de Gredos en 1930, donde tuvieron lugar las Conversaciones Católicas a mediados de siglo ABC

Ricardo Ruiz de la Serna (Alfa y Omega)

España, 1947. Un país dividido por una guerra fratricida . Hay regiones devastadas. La pobreza y la miseria son frecuentes. Esta tierra no ha terminado de salir de los años del hambre que, desde 1940, sufren miles de españoles. Sigue vivo el odio de la guerra acrecido por el de la posguerra: las venganzas, los rencores, los ajustes de cuentas. En España han luchado hermanos contra hermanos, padres contra hijos, amigos contra amigos. Todo parece roto en mil pedazos.

Ese año de 1947 se convocan las primeras Conversaciones Católicas Internacionales de San Sebastián. Es un primer intento, en palabras de Olegario González de Cardedal, de «establecer una conexión intelectual entre España y Europa». Estas Conversaciones son el germen de otras que comenzarán en 1951 y tendrán una trayectoria más dilatada: las conversaciones de Intelectuales Católicos de Gredos. Hay una consciencia de que, en España, hay mucho que hablar, mucho que decirse, y que solo a partir de ahí puede reconstruirse todo lo arrasado por la Guerra Civil .

César Alonso de los Ríos evocaba así el ambiente de aquellos encuentros entre montañas: «Aquí al comienzo de los 50 los jesuitas Querejazu y Ceñal reunían, de forma discreta, a Pedro Laín Entralgo, Dionisio Ridruejo, José Luis López Aranguren, Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales, Joaquín Ruiz Jiménez y un mozo catalán que se llamaba José María Castellet y que a veces se acercaba a Madrid, con Tapies u Oriol Bohigas, a la casa de Eugenio D'Ors». El periodista palentino, con quien tanto aprendí y a quien tanto recuerdo, añadía que «la mayoría de los que participaban en las Conversaciones Católicas de Gredos (que así se llamaban los encuentros) había pertenecido al grupo de Burgos, durante la guerra, y al subgrupo católicode la generación del 36». Eran intelectuales, hombre de ciencia, de letras y de fe, que ya miraban hacia una España de reconciliación y de concordia.

[ Lee el reportaje completo en «Alfa y Omega» ]

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