El arma secreta que convirtió a Bonnie y Clyde en unos sanguinarios asesinos de policías
El arma favorita de estos forajidos era el Fusil Automático Browning, una ametralladora ligera que superaba a las pistolas de las autoridades locales y que robaron de los almacenes de la Guardia Nacional
Eran conocidos como los Romeo y Julieta de los años 30, pero lo cierto es que su historia dista mucho del drama dibujado por Shakespeare . Más bien podría haber sido escrita por el mismísimo Lucifer. Durante dos años, Bonnie Parker y Clyde Barrow causaron pavor en la sociedad estadounidense a base de perpetrar atracos y asesinatos. Las cifras oficiales afirman que acabaron con la vida de hasta una docena de personas. Por suerte, su breve e intenso reinado del terror terminó el 23 de mayo de 1934 cuando, tras varios meses de persecución, un grupo formado por seis agentes de la ley dirigidos por el Ranger de Texas retirado Frank Hamer les tendió una trampa y descerrajó a su coche más de un centenar de disparos a quemarropa en el norte de Luisiana.
Aquella aciaga jornada la muerte atrapó de improviso a Bonnie y Clyde. No en vano, unos minutos antes la chica -de 23 años- disfrutaba de un sándwich mientras Barrow conducía despreocupado y sin zapatos el Ford V8 . El coche de las fugas, ese al que los agentes habían seguido la pista durante meses sin éxito. Sin embargo, la sorpresa se alió con los hombres del sanguinario Hamer y les dio una ventaja determinante: les permitió volarle la cabeza a estos criminales sin que pudieran defenderse. Lo cierto es que los miembros de las fuerzas de la ley tuvieron suerte de que la pareja no pudiera acercarse al maletero de su vehículo, pues allí guardaban un verdadero arsenal digno de las unidades americanas que, años después, combatirían en Europa contra Adolf Hitler .
Cuando Hamer abrió el maletero del V8 después de la matanza se percató de que, si su ataque hubiera fallado, se habrían tenido que enfrentar a una amplia gama de armas entre las que destacaban una escopeta Remington (la favorita de Bonnie) o media docena de pistolas Colt del calibre .45 . Las mismas que salvarían la vida a cientos de paracaidistas en Normandía una década después. Aunque de entre todas ellas hubo unas que pusieron la piel de gallina al antiguo Ranger de Texas: tres Fusiles Automáticos Browning (más conocidos como BAR ). Unas formidables ametralladoras ligeras que los forajidos habían robado a la Guardia Nacional y que se habían convertido en la pesadilla de unos agentes locales que apenas disponían de pistolas.
Flechazo
Si Clyde Barrow, un ratero de poco monta que había comenzado su vida criminal robando gallinas, se quedó prendado de Bonnie nada más verla, otro tanto le ocurrió con esta ametralladora. Fue un auténtico flechazo. Y no era para menos ya que, a pesar de su solera (habían sido diseñadas por el ingeniero John Browning en 1917 con el objetivo de que sirvieran de apoyo a las tropas de infantería) estas ametralladoras ligeras se habían convertido en apenas una década en las más fiables, letales y efectivas del mercado estadounidense.
Su abrumadora potencia de fuego y precisión era más que espectacular en unos años en los que el arma de dotación de los ejércitos europeos era el fusil de cerrojo y los subfusiles solo servían para acabar con enemigos ubicados en distancias cortas.
De hecho, no es raro que Clyde dejara a un lado el famoso subfusil Thompson en favor de este monstruo. El biógrafo de la pareja, Nate Hendley , así lo afirma en su obra « Bonnie and Clyde: A Biography ». En sus palabras, esta máquina de matar podía dispar entre 300 y 650 cartuchos del calibre .30-60 por minuto . Nada que ver con la lentitud del revólver de los agentes de policía, que apenas podía escupir siete balas en siete segundos antes de tener que volver a ser llenado lentamente de munición.
El BAR, por el contrario, no requería de un tiempo excesivo para ser recargado. «Un tirador experimentado podía cambiar el cargador en tres segundos», desvela el autor de «Bonnie and Clyde: A Biography». A su vez, el escritor es partidario de que el Fusil Automático Browning podía «atravesar el chasis metálico de la mayoría de coches de la época», lo que lo convertía en un verdadero asesino de policías.
La distancia máxima a la que eran efectivas las balas de estas armas, unos 100 metros en el caso del subfusil y 550 en el del BAR, terminó de convencer a Clyde. Con todo, sería injusto afirmar que los miembros de la banda abandonaron de forma absoluta el uso de la famosa Thompson. De hecho, el alguacil Thomas Persell se topó con una de ellas cuando recuperó un coche robado por la banda: «Había un auténtico arsenal más grande que cualquiera de una comisaría. […] Había dos rifles, dos escopetas automáticas, una ametralladora Thompson y muchas pistolas, incluyendo una mina».
Lo que sí está claro es que el Fusil Automático Browning fue una ventaja difícil de salvar para las autoridades locales de aquellos años. Así lo desvelan varios expertos entrevistados para el documental « La verdad sobre Bonnie y Clyde » (producido por la cadena BBC ). Todos ellos coinciden en que, durante los años treinta, la mayoría de los «agentes de las fuerzas del orden» debían comprarse su propia arma en plena depresión económica. Eso implicaba que podían aspirar a un sencillo revólver « Colt » o « Smith and Wesson ». Por el contrario, Bonnie y Clyde disponían de una ametralladora ligera de uso militar. El resultado fue un juego desigual que, a lo largo de dos años, dejó nada menos que doce fallecidos, la mayoría agentes.
Práctica y habilidad
Existen varias versiones sobre la primera vez que Bonnie y Clyde se hicieron con estas armas. La más extendida, no obstante, es la que afirma que en 1933, en un cuartel militar de Joplin , Misuri .
Más allá del momento exacto, lo que está claro es que la banda atacó en varias ocasiones otros tantos arsenales para conseguir este premio gordo. «Durante su carrera criminal, Clyde irrumpió en multitud de arsenales de la Guardia Nacional desde Texas hasta Illinois y robó todos los BAR militares que quiso, además de numerosas pistolas automáticas del calibre .45 y miles de cartuchos , afirma Robert R. Hodges en su obra « El rifle automático Browning » (publicado por la famosa editorial de historia militar «Osprey»).
El autor también es partidario de que Clyde no solo armó a su banda con estas armas. También cree que, cuando la pandilla acampaba en mitad del bosque para descansar, obligaba a sus compinches a perfeccionar su puntería y su habilidad con el BAR.
Él no se quedaba atrás. De hecho, y tal y como señaló uno de sus secuaces en una entrevista publicada en 1968 por la revista « Play Boy », modificó el cargador de la ametralladora ligera para que pudiera disparar 56 balas seguidas en lugar de 20. Tampoco era extraño que se detuviera su Ford V8 de forma repentina y, para sorpresa de sus hombres, disparara a un árbol o a un letrero solo para practicar.
Parece ser que su amor por el arma terminó agudizando el ingenio de Clyde. «Barrow recortó el cañón de al menos dos de sus BAR para hacer que el arma fuese más fácil de meter y sacar del automóvil y que pudiese ser disparada desde la ventana del vehículo de forma mucho más sencilla», explica Hodges. El autor es partidario de que esa modificación, unida al diseño de la ametralladora ligera, hizo que todos los miembros de la banda pudieran utilizarla sin problemas. Incluída Bonnie. «No se necesitaba un hombre grande. Clyde no tuvo problemas para manejarla aunque solo pesaba 58 kilos. [...] Bonnie Parker pesaba unos 45 kilos y […] la levantó muchas veces», añade.
Ataques
Los biógrafos de la pareja coinciden en que la primera vez que utilizaron el BAR contra las fuerzas del orden fue el 13 de abril de 1933 en Joplin, Misuri. Aquel día cinco agentes recibieron el aviso de que un grupo de contrabandistas se había atrincherado en un garaje de la ciudad, así que se dispusieron a rodear el edificio y arrestar a toda la banda.
Para su desgracia no eran rateros de tres al cuarto. Eran la pandilla de Bonnie y Clyde . Tras bajarse de sus vehículos, los policías empezaron a recibir multitud de balas disparadas desde, al menos, dos F usiles Automáticos Browning (el de Barrow y el de su hermano Buck). Con todo, y en base a las declaraciones de uno de los agentes presentes, algunos expertos afirman que Parker también abrió fuego con un tercero desde una ventana. En cualquier caso, la banda dejó dos policías muertos antes de salir a toda marcha de allí.
Tres meses después, las autoridades lograron arrinconar de nuevo a la pandilla en una casa ubicada cerca de Platte City, también en Misuri. Los agentes, en este caso, bloquearon la salida del garaje con un automóvil blindado para evitar que huyeran. Acto seguido, ordenaron a los delincuentes que salieran de su refugio y se entregaran.
Fue un error. Alarmados, los criminales comenzaron a disparar sus BAR contra el coche y provocaron una auténtica debacle. «Las balas atravesaron el vehículo y golpearon a Highfill y Thorpe [dos de los agentes]. Estos decidieron retirarlo del camino», añade el experto. Bonnie y Clyde lograron huir con su V8, pero dejaron atrás a Buck Barrow (gravemente herido) y a su mujer Blanche. Una vez más, habían escapado gracias a las ametralladoras ligeras.
El día de su muerte, sin embargo, la pareja no tuvo tiempo de sacar del maletero de su V8 sus letales BAR. En este caso, quien sí disponía de uno era Ted Hinton , uno de los ayudantes del Sheriff de Dallas que se había puesto a las órdenes de Hamer. De hecho, este contaba con un Colt Monitor , un modelo avanzado que utilizaron de forma principal los agentes federales. Curiosamente, algunas de estas armas fueron enviadas después al Departamento del Tesoro , el mismo en el que trabajó el «intocable» Eliot Ness .
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