La agonía del Kursk
Dos explosiones y la falta de rapidez en la ayuda acabaron con la vida de sus 118 tripulantes
En agosto del año 2000 se hunde el submarino «K-141» con 118 tripulantes a bordo, tras sufrir dos fuertes explosiones.
Su desarrollo se remonta a la carrera tecnológica iniciada con la Guerra Fría, cuando muchos de los avances nazis se aplican en el desarrollo de armas de guerra tanto en la URSS como en EEUU.
Unas simples maniobras terminaron en tragedia para su tripulación y todo un país ante el retraso injustificado en el rescate.