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El Imperio español en Japón: armas de samurai para Felipe II

La Armería Real, en uno de los edificios colindantes del Palacio Real de Madrid, alberga una colección de varias armaduras japonesas, del siglo XVI y XVII, que llegaron a España en tiempos del Imperio español

César Cervera

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En el siglo XVI y XVII la historia de los dos imperios más poderosos y expeditivos de su tiempo, Portugal y España , se entrecruzó con la de Japón. El exótica y peligroso Japón. Como Martin Scorsese ha relatado en su reciente película « Silencio », aquellos contactos acabaron de la peor manera, es decir, con la persecución sangrienta de los jesuitas de estos países ibéricos destinados allí para evangelizar a la población japonesa. Sin embargo, el tiempo de concordia dio lugar a un intenso intercambio cultural y comercial que tiene su exponente en todos los campos. También el armamentístico.

El arcabuz occidental (sobre todo mosquetes y piezas de artillería pequeñas) fascinó a los belicosos nipones, mientras que los católicos quedaron impresionados por las cuidadas y coloridas armaduras de los samurais. La Armería Real , en uno de los edificios colindantes del Palacio Real de Madrid , alberga una colección de varias de estas armaduras japonesas, del siglo XVI y XVII, que llegaron a España por vías diplomáticas y que constituyeron probablemente la panoplia de este tipo más antigua en Europa .

Eso, a pesar de que únicamente son las piezas supervivientes de un incendio que destruyó la antigua armería en 1884, llevándose consigo las telas y sedas que cubrían parte de las armaduras.

De las cuatro armaduras que conserva hoy la colección, dos eran presentes de la embajada japonesa enviada por el shogun Toyotomi Hideyosi que llegó a Lisboa en febrero de 1584, después recibida por el soberano de estos dos países, Felipe II , en El Escorial. Concretamente, se trata de dos « kabutos » (yelmos del período Muromachi ), una «naginata» (lanza con hoja larga y curva) y una «katana». La estructura completa consiste en un arnés con peto, espaldar y kabuto (lo más llamativo de este casco es que incluía ojos postizos).

Los presentes de una segunda embajada

A la embajada que trajo estas piezas la siguió una segunda, enviada por Date Masamune , señor de Sendai, que visitó México y Sevilla , donde celebraron fiestas y torneos. Las actas del cabildo hispalense dan fe de que los embajadores dejaron como presente y testimonio una katana y un wakizashi (un tipo de cuchillo japonés), armas de las que se perdería su huella apenas medio siglo después.

La embajada de Masamune fue recibida, en 1615, por Felipe III en Madrid, a quien debieron regalar también una amplia muestra de armas, aunque hoy solo se tiene constancia en el Palacio Real de un puñado de piezas de esta comitiva. Entre otras, la llamada armadura « Usukurenai Ito Odoshi Dou Maru », otro kabuto y cuatro katanas.

Asimismo, otra de las katanas de la Armería Real fue parte de la armadura regalada por el príncipe Arisugawa a Alfonso XII en 1883.

A pesar de lo espectacular de estas armaduras (muy cinematográficas), la carencia de hierro de buena calidad y las peculiares condiciones de las guerras japonesas convertían sus armas, sus tácticas y su material en algo endeble frente al acero europeo. Es por ello que los japoneses pagaban auténticas fortunas para tener una buena armadura milanesa o toledana, sobre todo desde que el uso del arcabuz empezó a generalizarse entre las huestes japonesas. Como explica el investigador y divulgador Carlos Canales , autor de « Naves negras: la ruta de las especias » (EDAF) en su cuenta de Facebook , las corazas (al estilo europeo) eran mucho más efectivas contra los disparos de arcabuz y dieron lugar a las corazas tubulares denominada «okegawa-dô», con forma de concha y con sólidos remaches en lugar de entrelazados.

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Otros sitios en España donde se pueden encontrar piezas japonesas del mismo periodo o posterior son el Museo Naval de Madrid, el Museo Etnológico Nacional (Madrid), el Museo de Bellas Artes de Bilbao , e l Museo del Ejército (Toledo), el Museo Cerralbo (Madrid), Museo oriental de Valladolid , las Armerías de Álava y Vitoria y el Museo Mateo Hernández (Bejar, aunque de un periodo posterior), entre otros.

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