23-F: el efímero toque de queda durante el golpe de Estado que estremeció a España
El 23 de febrero de 1981, el teniente general Milans del Bosch dictó un bando que impedía la libre circulación de civiles a partir de las 9 de la noche; fue el primero en democracia
Como suele suceder con los días que terminan señalados en las páginas de la historia, la mañana del 23 de febrero de 1981 comenzó sin incidencias y con solo una promesa en el horizonte de la sociedad española: la de una votación en el Congreso para aprobar la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como nuevo presidente del Gobierno.
A pesar de la breve trayectoria democrática del país, apenas tres años tras la firma de la Constitución , la noticia había que buscarla en el interior de los diarios, y no en portada. «Investidura, mañana no habrá nuevo debate», escribía, el 22, el ABC. Nuestro país ya se había acostumbrado, en definitiva, a buenas costumbres como las votaciones.
Pero no hizo falta más que un teniente coronel, Antonio Tejero , y unos pocos golpistas para que la difuminada imagen de la dictadura volviera a hacerse nítida, poco a poco, en la mente de la sociedad. «¡Quieto todo el mundo!» ; los tiros al aire; lo de la autoridad militar competente… La historia la conocemos todos. O deberíamos, para no olvidar.
Hoy, sin embargo, el 23-F vuelve a estar bajo el foco de la actualidad. Y es que, cuando apenas quedan cuatro días para la caída del estado de alarma en la capital , las autoridades autonómicas están valorando la posibilidad de implantar un toque de queda en Madrid . Opción, por cierto, de la que ya se han valido otras tantas urbes europeas para reducir sus contagios
¿Qué relación tienen estos acontecimientos? Sencillo: el último precedente de un toque de queda en la España de la democracia es el que acordó el teniente general Jaime Milans del Bosch el 23 de febrero de 1981 para Valencia durante el intento de golpe de Estado de Tejero. Medida que los expertos no consideran válida debido a que fue decretada por una fuerza militar, y no por el gobierno central.
En todo caso, lo que está claro es la corta vida de aquel toque de queda. Para ser más concretos, fue alumbrado a las siete y cuarto de la tarde por Milans del Bosch quien, a través de un bando emitido por las emisoras valencianas, (La Voz de Castellón y Radio Castellón) declaró el estado de excepción.
En el mismo, Milans del Bosch declaró todos los servicios públicos militarizados, prohibió el contacto de las unidades armadas con la población civil, suprimió el derecho a huelga , cercenó la actividad de los partidos políticos y, entre otras tantas cosas, declaró el ya mencionado toque de queda.
«Se establece el Toque de Queda desde las veintiuna a las siete horas, pudiendo circular únicamente dos personas como máximo durante el citado plazo de tiempo por la vía pública y pernoctando todos los grupos familiares en sus respectivos domicilios. Sólo podrán circular los vehículos y transportes públicos, así como los particulares debidamente autorizados»,
El que fuera el primer toque de queda de la democracia se extendió apenas unas horas. Para ser más concretos, hasta que el rey Juan Carlos I dirigió un mensaje a la nación española en la que reafirmó el orden constitucional. El fin del golpe de Estado llegó poco después, cuando también comenzó el periplo en prisión de Tejero y Milans del Bosch.
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