JULIÁN ÁVILA/KAISERLAUTERNSoportó como pudo la modorra. El calor, unido a lo atípico del horario y la ración de sopor brindada por sus reservas, hundió en el banquillo durante muchos minutos a un Luis Aragonés al que no le gustó un pelo lo que vio frente a Arabia Saudí. Por eso, comenzó su balance del partido advirtiendo de que «el calor no es excusa. Lo hubo y los jugadores se quejaron, pero no sirve como disculpa. Cuando no se juega, ni se corre, como el contrario, difícilmente se puede ganar».