Crítica
Inquietud y tradición pueden ir de la mano
“Uno de esos lugares que son seguro de vida para el disfrute y para recibir ese abrazo guisandero”
Qué importante es tener claro destinos gastronómicos en los que sabes que ese día que no tienes ganas de explorar nuevas experiencias, en los que la aventura no te apetece, días en los que solo necesitas sentarte en una mesa y que te abracen, culinariamente hablando y, porque no, de forma literal.
Pues, hoy nos desplazamos hasta El Puerto de Santamaría, más concretamente a Puerto Sherry para visitar uno de esos lugares que son seguro de vida para el disfrute y para recibir ese abrazo guisandero como es el restaurante Berdó .
Un establecimiento que surgió allá por el 2020 de la mano de David Méndez y Eva. Realizando una cocina diferente libre de estereotipos y complejos, que en menos de 4 años se ha convertido en un destino fijo para los amantes de la gastronomía y que tampoco ha pasado desapercibido para las grandes guías. Berdó, como hemos comentado antes, se encuentra situado en un lugar privilegiado con unas vistas increíbles justo delante del puerto deportivo de Puerto Sherry. Un restaurante que se divide en dos ambientes. En el interior cuentan con una gran sala con mesas bajas en la que gracias a su distribución y decoración se respira una atmosfera de relajación. En su exterior, Berdó puede presumir de tener una de las terrazas con las mejores vistas de la provincia de Cádiz . Pero bueno, vamos a dejarnos de decoración y distribuciones y vamos a comer que es lo verdaderamente importante. En la carta de Berdó no encontramos una interminable retahíla de platos, unas 18 elaboraciones saladas y 2 dulces conforman la oferta de este restaurante. Recetas que surgen de la mente inquieta de David en las que les da tres vueltas de tuerca al recetario tradicional, pero sin perder identidad.
Nosotros comenzamos con un clásico ya de esta sala como es el ostión con ajo blanco y manzana escarchada . Elaboración en la que se conjugan texturas y sabores que funcionan muy bien. Continuamos con una selección de embutidos que el propio David crea en su laboratorio de encurtidos, salazones y escabeches , un enorme trabajo que normalmente pasa desapercibido, pero que hay que poner en valor para que el resultado sea como es el caso de unos increíbles embutidos, fiambres y ahumados como la picaña asada y ahumada que este cocinero tiene a bien de acompañar de encurtidos caseros y una sorprendente pero acertada sandia madurada.
Pasamos al puchero nazarí , una sopa fría a base de verduras que posteriormente se emulsiona y que aquí lo aderezan con algunas de estas verduras que componen la sopa y garbanzo frito. Entre todas las elaboraciones de las que pudimos disfrutar yo destacaría dos. De la parte marina, un increíble pez limón, pilpil y pimiento verde , con un punto quirúrgico del pescado y la untuosidad de un pilpil perfectamente trabado. Y para el que fue el plato del día y que, sin duda ha quedado grabado a fuego en mi memoria gustativa, pollo de corral en escabeche de limón y pástela . Esta elaboración es el ejemplo perfecto de como a priori un plato sencillo puede llegar a cotas de alta gastronomía, una explosión de sabores en una receta que decididamente me llevo para casa.
Da gusto seguir la progresión de restaurantes e ir comprobando como el enorme esfuerzo que se hace día a día en nuestra hostelería da sus frutos.
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