Barbate
La Tertulia, lugar de encuentro y buena comida en Zahora
Cristina Gutiérrez y Rodrigo Navas dirigen este restaurante de Zahora, con la madre de él, Ángela Benítez, también en la cocina
La gaditana Cristina Gutiérrez perdió su empleo de comercial durante la crisis de 2008. Lejos de hundirse, «me lie la manta a la cabeza y me fui a Los Caños, donde monté el chiringuito Levante», recuerda ella misma. Conoció a Rodrigo Navas , cuyos padres eran los propietarios de La Tertulia, en Zahora , que estaban deseosos de alquilarlo. La pareja decidió entonces hacerse cargo de su gestión, aunque con un estilo diferente al que tenía hasta entonces este local en el pago de Barbate.
Ahora comienzan su octava temporada. Cristina es la encargada de la sala, mientras que Rodrigo está al frente de la cocina, donde también continúa su madre, Ángela, y su hermano, Alejandro. Pero al llegar, lo primero era darle un lavado de cara a La Tertulia, por lo que se pasaron varios meses de reforma. «No teníamos ni un euro y lo hicimos todo nosotros. La terraza de la calle no estaba, la barra era muy pequeña… Pero la verdad es que funcionó muy bien desde el primer momento».
Oferta gastronómica
La carta de La Tertulia es amplia, «demasiado», bromea Cristina. Está dividida en siete epígrafes, el primero de los cuales se llama Compartir es Vivir . Ahí se incluyen varias ensaladas, como la del Chef, con una base de salmorejo, lechugas, sashimi de atún, helado de wasabi y pistachos. La cazuela de espinacas , salmorejo con helado mascarpone, buñuelos de gambas cristal y alga wakame, croquetas variadas y gambas, al ajillo o cocidas, conforman parte de este apartado.
Cristina destaca también algunos platos caseros que llevan el sello de autora de Ángela, la madre de Rodrigo , como la carne al toro, las albóndigas de carne y las de choco, o el atún mechado . Este último «es, probablemente, el plato estrella de La Tertulia. Es un atún cocinado, cortado a rodajas como la carne mechada, con una salsa que hace mi suegra. Ahí se nota la mano de la comida casera de toda la vida. Ella es quien hace también los arroces », de marisco, negro con calamares, de verduras o de carabineros.
El atún, de Gadira, es otra de las especialidades de La Tertulia , más allá del mechado. En tartar, láminas de tataki, atún picante o la brochetita teriyaki, son algunas de sus presentaciones. El pescado frito , también muy solicitado por sus clientes, y otros como doradas y lubinas, calamar de potera o rejo de pulpo, entran en el apartado marinero.
Y si se deciden por una carne, hay dos hamburguesas , de retinto y de frisona, parrillada ibérica, y distintos cortes de retinto e ibéricos , como solomillo, presa, churrasco o pluma. Un apartado internacional , con nachos, fajitas, tacos, falafel o gyozas, y otro para niños, cierran la carta de La Tertulia.
Este año, La Tertulia ha tenido algunas novedades. Desde su apertura por temporada, en Semana Santa, la entrada del local se ha cerrado y se han colocado varias mesas en las que se puede tapear. «Hay mucha gente que prefiere tomar cuatro tapas y una cerveza, por eso hemos puesta esta carta. Están saliendo bastante. Además, si les gusta lo que comen, hay muchos a los que les pica la curiosidad y reservan para comer sentados otro día», comenta Cristina.
Unas reservas que se hacen en el teléfono 633 767 862 . La Tertulia abre de doce del mediodía a medianoche, si bien en verano alargan la jornada un poco más. Cierra los miércoles por descanso, pero desde mediados de junio abrirá todos los días. En un sitio como Zahora, con el aparcamiento tan escaso, es importante señalar que cuentan con un espacio privado para los clientes.
Manduca Wild Zahora
Apenas a unos metros de La Tertulia está Manduca Wild Zahora, otro establecimiento de Cristina y Rodrigo en un amplio espacio, también con aparcamiento privado. Allí tienen alojamiento con cinco habitaciones y el bar, desde hace tres años. Pero ahora, en 2023, estrena nombre y también concepto.
«Cuando lo cogimos, pensamos en una pizzería porque es lo que siempre había estado allí, con un horno de leña. El primer año funcionó muy bien, pero el siguiente tuvimos una serie de problemas que nos hizo replantearnos la decisión. Pensamos también en una abacería, pero finalmente decidimos que fuera un local con una cocina fácil, sin demasiada elaboración y más atractiva para un público familiar. Hamburguesas, perritos, sándwiches, pokes… ese estilo. Y creo que en verano va a funcionar muy bien», concluye Cristina.
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