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Eugenio Camacho: “Para mí la gastronomía es cuchara y tapa”

El periodista jerezano presenta ‘60 Crónicas a boca llena’

Eugenio Camacho, con un ejemplar de su nuevo libro Salva Moreno
Salva Moreno

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El periodista jerezano, Eugenio Camacho , acaba de presentar su libro ’60 crónicas a boca llena’ , título en el que hace mención al nombre de su blog. Dedicado a otros menesteres informativos, Camacho entró en el periodismo gastronómico hace apenas seis años, aunque ya hacía sus pinitos anteriormente a través de las redes sociales. Sin abandonar sus dedicaciones anteriores, entró de lleno en los asuntos del comer y el beber. Sentados de buena mañana en La Moderna, en Jerez, nos cuenta más detalles sobre su libro y sus gustos en la cocina.

¿Qué va a encontrar el lector de ’60 Crónicas a boca llena’ en este libro?

Pues una selección de sesenta crónicas escritas entre los años pre pandemia, la pandemia y post pandemia. En la editorial Peripecias Libros pensaron que era un momento interesante para reflejar lo que se estaba cociendo, y lo que ya se había cocido, en una situación clave para la hostelería y la gastronomía gaditana. Años en los que se han obtenido estrellas Michelin, soles Repsol y otros reconocimientos. Se está hablando más que nunca de los bares, restaurantes y gastronomía de la provincia de Cádiz.

Así que pensamos que era importante recoger en un libro las crónicas de estos últimos tres años, seleccionando sesenta, aunque evidentemente había más. Pero bueno, eran las más significativas, por zonas, por lo que aportaban y demás.

En el libro, por un descuido, no aparece la dedicatoria a mi madre, Rosario, y a mi mujer, Mercedes, dos excelentes cocineras de las que hasta ahora nunca había hablado.

Pero eso no quiere decir que sean los sesenta mejores, ¿verdad?

Exacto, eso quiero dejarlo claro. No significa que están los 60 restaurantes más destacados, o los 60 bares más curiosos. No son ni los más ni los menos, son los que han estado. De hecho, hay restaurante, llamémosles imprescindibles, que no están. De la misma manera que hay bares de barrio donde te ponen un sándwich después de una copa, pero sólo porque ha coincidido en el tiempo. Hay sitios que merecen estar, indudablemente, pero no es una cuestión de méritos. Son las crónicas que se han escrito en ese tiempo y que sintetizan algo de lo que hemos vivido durante estos tres años.

¿Cuándo empezaste a escribir sobre gastronomía?

Yo pensaba que era menos, pero son ya seis años. Días atrás estuve mirando las primeras colaboraciones que hice en La Voz del Sur, ya con el nombre de A boca llena, y resulta que hace seis años. Todo empezó porque su director, Paco Sánchez Múgica, vio lo que yo publicaba en redes. Le gustaron los comentarios que hacía, y empecé con las crónicas sin ningún tipo de pretensión.

Esto salió bien, hasta el punto de que en la Cadena SER, donde trabajo desde hace veinte años, me dijeron que el producto también les interesaba a ellos. Y luego llegó 7 TV. La marca ha ido creciendo, pero ya te digo que sin pretensiones. Yo no me dedico principalmente a esto, pero es verdad que es una parte del periodismo, el gastronómico, que es interesante y estoy aprendiendo mucho.

Eugenio Camacho, en La Moderna de Jerez S.M.

Dicen que hay cierta pugna entre los defensores de la cocina tradicional y la vanguardista. ¿Qué opinas sobre eso?

Bendita guerra. Haberla, la hay. Pero para gustos, los colores. Hay gente a la que le gusta Cholo Simeone y a otros Guardiola. Y son dos estilos de juego perfectamente válidos y legítimos, pero los gustos son así. Lo tradicional es la base de lo que ha venido después, y lo seguirá siendo. Pero hay gente que le sigue gustando la cuchara, como a mí, no la cambio por nada. De la misma forma que hay personas que por un lenguado a la plancha, matan. O por un codillo, o por una chuleta.

Es perfectamente válido. Yo no le hago ascos a nada, me encanta lo innovador, la gente creativa, y me encantan los profesionales que ponen en valor los productos que tenemos en nuestro entorno y que lo aderezan con especias, salsas, cocinas que vienen de fuera y hacen, además, un mestizaje muy interesante.

¿Cuáles son tus preferencias gastronómicas?

Gastronómicamente yo le pego a todo, pero ya te digo que fundamentalmente me gusta la cuchara. Me puede desde niño. Tengo la suerte de que en casa de mis padres siempre se ha comido muy bien. Mi madre, Rosario, fue una maravillosa cocinera, igual que lo es ahora mi mujer, Mercedes. Y la cuchara siempre ha estado presente, en verano un poquito menos, para el gazpacho o una sopa fría. Pero en invierno la cuchara es, para mí, fundamental. Creo que la gastronomía es cuchara y tapa. Lo demás lo admito todo, pero por este orden de preferencia.

¿Y te manejas bien en la cocina?

Hago lo que puedo y lo que me dejan, porque dicen que ensucio mucho y que soy desordenado. También, que arriesgo demasiado, en el sentido de que me gusta crear. Me arriesgo con los platos más complicados, pero no tengo tiempo, fundamentalmente los fines de semana. Me gusta meterme en la cocina, me relaja. Recuerdo que lo primero que hice fueron unas papas con choco que estaban para tirarlas, pero a base de insistir, ahora me salen bastante ricas.

Pero sí, me gusta meterme en la cocina porque además te permite valorar lo difícil que es, sobre todo cuando es para mucha gente.

¿Algún plato del que puedas sentirte orgulloso?

Pues mira, a mi padre le encantaban las habichuelas con almejas. Cuando lo hice, me equivoqué y en lugar de poner pimentón dulce le eché picante. Pero resulta que ese toque de pique le queda extraordinariamente bien.

Siendo de Jerez, ¿qué crees que ha aportado su vino a la gastronomía?

Fundamentalmente prestigio, conocimiento, reconocimiento. Hay mucha gente que ha conocido el destino gastronómico de esta zona por la personalidad, por la calidad, por la clase y la categoría de sus vinos. Los vinos del Marco de Jerez, y también los de la tierra de Cádiz, no están poniendo en el mapa. Y eso es un tirón que estamos sabiendo aprovechar. No hace mucho nos lamentábamos que íbamos a un restaurante y el camarero ni siquiera estaba formado en la gama de vinos tan variada que tenemos. Eso ya, poco a poco y afortunadamente, se ha ido corrigiendo, aunque queda camino por recorrer.

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