Tabanco San Pablo, cuatro generaciones mantienen la esencia de Jerez

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El olor a vino mezclado con la madera vieja de los barriles y las paredes repletas de fotos en blanco y negro nos revelan, nada más entrar, que estamos en un lugar con historia. Decir tabanco es decir Jerez en estado puro, es decir flamenco, vasos cortos de oloroso, moscatel o solera.

En pleno corazón del barrio de San Miguel, en la calle San Pablo número 12, abrió sus puertas este despacho de vinos en 1934 de la mano de Manuel Muñoz Peña, el tío Manuel, gracias a un premio de 6.000 pesetas que ganó en la lotería. Así comienza Jesús Muñoz el relato de cómo nació este rincón que ahora regenta junto a su hermano Juan Manuel.

Ellos representan la tercera generación de esta saga familiar que tendrá continuidad gracias al joven Pablo Muñoz que ya aprende el oficio detrás de la barra.

Juan Manuel, Pablo y Jesús, tercera y cuarta generación en el negocio

“El tío Manuel era una persona muy peculiar” nos cuenta Jesús recordando anécdotas familiares. “Él venía, abría su negocio, se ponía su delantal y se sentaba fuera en la puerta. Y cuando llegaba un cliente y le pedía una copita, Manuel decía: espérate que venga otro que yo por uno no me levanto”. Es una muestra de cómo era la vida en aquella época “entonces no había tanto estrés ni tanta presión como ahora. Entonces la gente se esperaba. Eso hoy en día sería impensable”.

Una imagen del tío Manuel, fundador del tabanco

Para Jesús y Juan Manuel es todo un orgullo seguir adelante con la tradición familiar. “Tomar el testigo del tío Manuel y de nuestro padre nos crea un sentido de pertenencia que conlleva una responsabilidad enorme. De las paredes cuelgan fotos que recuerdan toda esa andadura, desde la fundación del negocio, y nosotros estamos muy agradecidos por todo ello”.

En sus orígenes, el tabanco sólo vendía vino y muchas personas acudían entonces para llenar sus garrafas ya que, además de tomarse en la barra, también se vendía a granel. La primera transformación del local llegó de la mano del sobrino de Manuel, Atanasio Muñoz Ríos, ‘el Nene’, padre de Jesús y Juan Manuel, que se hizo cargo del negocio cuando murió su tío en la década de los setenta. “Nuestro padre le dio otra ideología al tabanco, comenzó a servir también cerveza y refrescos. Adornaba la calle cuando era feria y le dio más vida. Antes era un lugar frecuentado, sobre todo, por gente mayor pero luego, a partir de los años ochenta, comenzaron a venir también los jóvenes y muchas mujeres, porque antiguamente las mujeres no solían entrar en los tabancos”.

Tapa de ajo campero

Escuchar la historia del Tabanco San Pablo es escuchar una parte de la propia historia de España. “Aquí se puede hacer un estudio sociológico” señala Juan Manuel. “Podemos analizar las costumbres de ocio de la sociedad de cada época atendiendo a la propia evolución que ha seguido el local”.

El Tabanco San Pablo es un lugar de reunión con los amigos

Las tapas no llegaron hasta el año 2000 cuando sus actuales propietarios elaboraron una carta con montaditos y platos tradicionales jerezanos como el ajo campero, los chicharrones o el menudo.

Tapa de menudo

De este modo, el Tabanco San Pablo se ha convertido hoy en un lugar de reunión para todos los públicos, un rincón donde disfrutar al mediodía entre amigos, donde la gente viene a degustar productos típicos de la tierra. Es, en definitiva, un lugar de referencia tanto para los jerezanos como para gente que viene de fuera de la ciudad.

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