La cocina del cariño tiene sede en Villamartín

Carmen Ibáñez Quignon

La nueva asociación Cádiz Sabe dio ayer sus primeros pasos con las primeras jornadas dedicadas al patrimonio alimentario ‘Sabor y saber’ de Villamartín. El Museo Histórico de la localidad, entre hallazgos descubiertos y donados por los propios vecinos de Villamartín, fue el escenario escogido, toda una declaración de intenciones de Emiliano Mellado, Jesús Núñez (ErDesván Producciones) y Antonio Orozco, los fundadores de la asociación.

Las jornadas comenzaron con una introducción a cargo Sonia López, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Villamartín y José María Gutiérrez, arqueólogo y director del Museo Histórico de la localidad. Continuó con las palabras José Oneto, cocinero y gastrónomo, al que le une un estrecho y emotivo vínculo con Villamartín que le llevó a estar especialmente feliz de acudir a la cita y de la nueva iniciativa tras ella. Emiliano Mellado, presidente de la asociación y de ANDASAL (Asociación andaluza de artesanos de la sal) introdujo a los asistentes el motor y las intenciones de Cádiz Sabe: difundir el patrimonio, su historia y sus protagonistas.

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Un patrimonio que «está vivo», como se demostró minutos después en otra sala del museo preparada para las demostraciones de cocina que llevó a cabo el cocinero, autor del libro ‘Los quesos artesanos de Sierra de Cádiz’ las profesor de la Escuela de Hostelería IES Alminares de Arcos, Antonio Orozco con ayuda de sus alumnos. Las empresas de la zona también participaron, siendo la primera de estas intervenciones la de José Luis Holgado, de fábrica de Quesos Pajarete y de los tintos ecológicos Hermanos Holgado, productos que los asistentes pudieron degustar. La Panadería Isabel Fuentes también expuso sus diferentes panes y picos, y asistieron empresarios como Antonio Galindo (La Divina, El Bosque),  Fernando Bonilla (Los Horgazales, Villamartín) o Andalucía de Vino.

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Como el movimiento se demuestra andando y la cocina en los fogones, Antonio Orozco preparó platos típicos, recogidos en el libro Cocina de Villamartín, un libro editado por primera vez en 1998 y escrito por cinco maestras instaladas en Villamartín que realizaron un trabajo de investigación recopilando recetas tradicionales entre los habitantes. El pan, el aceite y la sal son los ingredientes básicos de muchas de ellas, como el ajo que preparó Orozco añadiendo pimientos rojos y zumo de naranja amarga con ayuda de la estudiante de cocina Maripaz en una isla proporcionada por la empresa local Cocinas Benito. El plato se transformó en un sushi villamartinense, al envolver el ajo en alga nori con queso de Pajarete y acompañarlo de salsa de soja. También preparó en directo un arroz con tagarnina y trigo verde en polvo.

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La pastelería Juan Moreno también tuvo su espacio para enseñar cómo preparan el rosco blanco, un dulce que lleva desde su primera elaboración en las vitrinas de su establecimiento. Tras el bollo, la crema y el merengue hay una historia de amor, que habla de un pastelero que llegó desde Madrid tras una actriz que se encontraba en Villamartín con su compañía de teatro. El pastelero se quedó en el pueblo y transmitió a la familia Moreno la nueva pastelería que ellos adoptaron como propia y ha marcado su oficio hasta hoy.

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Tras las actividades, un aperitivo, en el que se fomentaron las sinergias entre productores, empresarios, clientes y otros profesionales relacionados con el sector de la gastronomía. Otro de los objetivos cumplidos de Cádiz Sabe, generar nuevas oportunidades de negocio y turísticas que vengan a enriquecer y poner en valor el importante patrimonio alimentario de la provincia de Cádiz.

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