Gastronomía y cultura en Caños Santos, propuesta de Alcalá del Valle para verano
El Ayuntamiento de Alcalá del Valle , con la colaboración del Patronato de Turismo de Cádiz y Turismo Andaluz , ha iniciado las Noches Temáticas en Caños Santos . Este convento, Bien de Interés Cultural, pertenece a la localidad alcalareña, a pesar de estar ubicado en el término municipal de Olvera. El viernes 2 de julio comenzó una actividad que se prolongará hasta finales de agosto, y que une gastronomía, cultura y deporte en espacios naturales. En esta primera cita, Gurmé Cádiz pudo comprobar sobre el terreno los atractivos de la iniciativa.
Cortijo El Guarda, en Alcalá del Valle.
Comenzando por el alojamiento, el Cortijo El Guarda, situado poco antes de llegar a la zona urbana. Gestionado por un matrimonio belga, sus habitaciones se ubican en un edificio con 500 años de historia , conveniente y acertadamente reformado hace una década. Su pasado como casa de los guardas de la cercana finca del obispo de Sevilla es el origen de su nombre. La ausencia de ruido lo convierte en un lugar adecuado para quien busca descanso, con una piscina en la que refrescarse del calor serrano.
El sendero hasta Caños Santos atraviesa campos de girasoles de Alcalá del Valle.
Las rutas previstas para los próximos viernes comienzan junto al cementerio de Alcalá del Valle a las ocho de la tarde. Desde allí se inicia, ataviados con ropa cómoda, agua y protección para el sol, el sendero hacia el Convento de Caños Santos , un lugar cuya historia comienza en 1512. El camino hasta allí es de algo más de seis kilómetros , y salvo el inicio, con larga pendiente, es muy asequible para cualquier edad, siempre que se está en buena forma.
Vistas de Alcalá del Valle al poco de iniciar la ruta a pie.
En los primeros tramos, mirando atrás, se observan unas destacadas vistas de la localidad, con el perfil de la sierra de Ronda al fondo y, en primer término, los campos sembrados, en esta época, de garbanzos .
Algunos concejales se unieron a la marcha en su inauguración, caso de Paqui Dorado o Remedios Romero , mientras que el de Turismo, Jonathan Moncada , esperaba en Caños Santos. Fran Cabral , del Patronato de Turismo, también hizo la ruta.
Fachada del Convento de Caños Santos.
Una vez que se supera el tramo más complicado, se llega a un campo de girasoles , seguramente en su momento más fotogénico. A partir de allí es mucho más llano, y tras llegar a Caños Santos , donde nos reciben con un refresco, también se divisa una bonita puesta de sol. El alcalde de la localidad, Rafael Aguilera , da igualmente la bienvenida. Una vez descansados, la pintora Cristina Díaz nos muestra sus dibujos realizados con vino, tintorelas , y al final de la cena hará una demostración con uno de los vinos tintos catados.
Cristina Díaz usa el vino para dibujar sus cuadros, a los que ella denomina tintorelas.
Por su parte, Miguel César nos cuenta la historia del Convento de Caños Santos tras haber entrado en su interior amenizados por la música que Román y Rafael , dos jóvenes alcalareños, interpretan con saxofón y clarinete . Tras probar el aceite del Alcalá del Valle, comienza la experiencia gastronómica, en la que toman parte Antonio Martínez como sumiller, Juan Jesús Cruces, del Café Bar Polear , y el Cátering El Convento .
Experiencia gastronómica
Cuatro platos y cuatro vinos. Esa es la propuesta gastronómica de las Noches Temáticas en Caños Santos . El primero de los platos, una tosta de salmón marinado y aguacate , acompañada por tres aceitunas manzanilla con espárrago de Alcalá del Valle pinchadas con una cápsula para verter directamente en la boca al dar el bocado. Dentro, el vino infusionado con el que se maridó, un blanco Galestro de Algodonales, coupage de garnacha blanca y viognier.
La tosta de salmón y aguacate.
El segundo plato era el Matamarío . Curioso nombre que Juan Jesús Cruces se encargó de explicar. Cuando los hombre volvían, años atrás, del campo, esperaban un plato contundente para reponer fuerzas. Pero cuando llegaban se encontraban con algo mucho menos potente de lo que ansiaban, y de ahí su denominación, por la desolación que sentían cuando veían lo que sus esposas les habían preparado. Sopa de pescado, que en esta ocasión se preparó con una reducción de mariscos y un desmigado de lubina. El vino, el Entrechuelos rosado de Domecq.
El matamaríos.
En tercer lugar llegaba un vino casi local, ya que a pesar de estar en el término municipal de Setenil, se encuentra pegando a Alcalá del Valle. Es el 7 Mil Pasos , un tinto también con un curioso nombre que el propio bodeguero, Daniel Camacho, se encargó de explicar. Ad septem milae , era la respuesta que recibían, en época romana, quien preguntaba en Ronda la distancia a Acinipo , la actual Setenil. Eso eran unos 15.000 pasos, pero cuenta Daniel que se eligió 7.000 también por la similitud con la pronunciación de Setenil, septem milae. El vino combina las variedades syrah, merlot y Cabernet Sauvignon, y acompañó a una empanada de morcilla de matanza propia, tartar de salchichón, muy suave, y huevo.
La empanada de morcilla con tartar de salchichón y huevo.
Por último, el tinto de Forlong Ánfora, tintilla de Rota con 12 meses de crianza en esos recipientes de barro. Acompañaba a una carrillada ibérica con un suave y cremoso puré de patata.
La carrillada ibérica, con puré de patatas.
Como despedida, Cristina Díaz realizó su demostración en vivo con el 7 mil pasos, mientras Román y Rafael extraían las últimas notas a sus instrumentos, poniendo así el punto y final a una noche temática muy recomendable para conocer un poco más a fondo Alcalá del Valle .