Bodega Tesalia, tres vinos diferentes con el disfrute como objetivo

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Richard Golding, propietario de la Bodega Tesalia, se propuso hacernos amar la tónica cuando era director de Marketing de Schweppes. Tras varios retos profesionales más, presidiendo Parques Reunidos y participando como fundador en Dorna, este inglés se asentó definitivamente en Arcos, donde conjuga las pasiones de su familia: los vinos y la cría de caballos. Tanto su esposa Francesca, como su hija Natalia son destacadas amazonas, habiendo representado a España en distintas competiciones.

Los viñedos de la Bodega Tesalia, en Arcos, con el perfil de la Sierra de Grazalema al fondo.

Morada de los centauros y patria de Jasón, el de los argonautas, la Bodega Tesalia toma como imagen precisamente a uno de los seres mitológicos, mitad caballo mitad humano.

Habitaban en las cuevas de Tesalia, y como buenos seguidores del dios Dioniso, eran de buen beber, probablemente en demasía. Además, como buen conocedor del markéting, Richard testó el nombre de Tesalia en Europa, sobre todo por su pronunciación. Una vez que tuvo la conformidad, la bodega ya tenía denominación.

Ubicada en la carretera que va de La Perdiz a Las Abiertas, en Arcos, la finca tiene unas vistas impresionantes de la cercana Sierra de Grazalema. En los días claros, el perfil de sus montañas marca el horizonte desde la bodega. Golding y su familia llegaron en 2007: “aquí encontramos el sitio perfecto, tanto para la cría de caballos como para producir vinos. Es una ubicación magnífica y nos encanta el entorno”.

De izquierda a derecha, Valle Lozano, Richard y Natalia Golding.

Aunque en un principio dedicó diez hectáreas para los viñedos, se ha ampliado hasta las doce y media. Es un suelo pobre para la agricultura “pero muy bueno para los vinos. Por arriba tenemos una capa de arcilla, y por debajo es suelo calcáreo. La arcilla retiene muy bien la humedad, algo muy beneficioso, y las raíces se extiende fácilmente en el subsuelo”. En los viñedos de Tesalia encontramos cuatro variedades de uva: Petit Verdot, Tintilla de Rota, Syrah y Cabernet Sauvignon.

Un peculiar sistema

Golding destaca la peculiaridad de sus viñas “porque tenemos unos sistemas de conducción muy inusuales. Es más, cuando los amigos bodegueros de la zona lo vieron al principio decían: este inglés está loco, va a tener que arrancarlo todo”. La peculiaridad reside en que la planta está muy elevada del suelo, con los racimos a una altura notable. “Casi la totalidad tiene una estructura en forma de U que deja que la vegetación crezca por encima, dando sombra además al propio racimo. Al estar lejos del suelo evita el calor reflejado o acumulado en el suelo, haciendo que las corrientes de aire pasen por ahí, refrescando aún más”.

La sala de crianza de Tesalia, presidida por la imagen de la bodega.

Añade Richard que “el propio sombreado de las estructuras está dando una sombra que refresca todo el conjunto. Esto nos deja llevar los vinos a un punto perfecto de madurez, para evitar la sobre maduración que puede ocurrir si no tienes mucho cuidado. El profesor de viticultura que nos ayudó dice que hemos hecho un viñedo para prevenir el calentamiento global, y la verdad que yo creo que está funcionando porque los vinos mantienen unos niveles de acidez y de frescor extraordinarios“.

Richard Golding en su viñedo, explicando el peculiar sistema instalado.

La vendimia la hacen de noche, de manera manual y cargando la uva en cajas pequeñas que llevan a la bodega, situada en el centro del viñedo. El edificio, de reciente construcción, está parcialmente enterrado para ganar en eficiencia térmica. Además, permite trabajar en cascada limitando el uso de bombas. La uva llega a un cuarto de frío, a unos cuatro grados, “para que haya más consistencia y se pueda prevenir la fermentación espontánea. En la bodega pueden estar en los tanques de acero inoxidable o en los de madera, dependiendo de la variedad de uva y el vino al que pueda ir destinado finalmente. En la sala de barricas pueden pasar un año o varios meses, según el vino. Una vez que se embotellan, pasa otro año hasta que se comercializa.

Tesalia, ARX e Iceni

Los vinos de la bodega de Golding salieron al mercado en 2018, y fueron el Tesalia de 2015 y ARX de 2016. El pasado mes de febrero lanzaron su tercera opción: Iceni. “Aquí no tenemos hermano mayor, el pequeño y el nieto. Son vinos diferentes para momentos y gustos  diferentes. Tesalia es un vino muy clásico, ARX es de corte más moderno e Iceni es joven, fresco, más frutal. Este solo pasa unos cinco o seis meses en barrica, mientras que los otros dos llegan al año”, aclara Richard.

Natalia, la hija de Richard, también trabaja en la bodega, habiéndose formado en enología. Coincide con su padre en que sus vinos son muy distintos entre ellos: “Iceni es el más nuevo, y nace con la idea de que sea fresco, frutal, con poco tiempo en barrica. El objetivo es darnos a conocer y que sea un vino por copas, fácil y de disfrute inmediato“.

Richard Golding y Valle Lozano durante la cata en la bodega.

En cuanto a ARX, considera que es “un vino moderno en el que también buscamos frescura. Pero tiene unos toques que le pueden hacer un poco más complejo, también con la idea de disfrute y sencillez. Tesalia es mucho más clásico, a lo mejor para más entendidos. Es un vino que tiene más cuerpo, más estructura, algo más de complejidad, pero a la vez también buscamos que sea fácil. Porque la idea es que nuestros vinos se disfruten, que sean diferentes”.

Valle Lozano es la enóloga de la Bodega Tesalia, y explica detalles más técnicos de cada vino: “En Iceni tenemos un 50% de Syrah y el resto de Tintilla de Rota. En ARX es prácticamente igual, pero le añadimos un poco de Petit Verdot y Cabernet Sauvignon para hacerlo algo diferente. En Tesalia, la base es de Petit Verdot, que se da muy bien en esta finca”.

Las botellas, en la máquina que coloca las cápsulas y las etiquetas.

Por último, añade que “Tesalia se fermenta en tinos de madera para intentar que extraiga lo mejor de la uva. En ARX las fermentaciones son en acero para que el vino sea un poco más fresco y un poco más moderno. Ambos tienen un año de crianza y otro de barrica. En Iceni la fermentación es incluso más fría, también en acero, y la crianza la hace en fudre, que son barricas más grandes, de 2.500 litros, con lo que conseguimos crianzas más suaves porque la proporción entre el líquido y la madera es menor que en una barrica pequeña. Así la madera no es tan agresiva y conseguimos un vino más fresco“, concluye.

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