Cuando una venta funciona es que la cosas se hacen bien, porque el boca a boca nunca es embustero. Aurelio comenzó la historia de esta venta en la Barriada de Montijo montando un chozo para los trabajadores, que por entonces estaba en medio del campo. Ahí se reunían para degustar la cocina de su mujer Regla, con unos guisos hechos con esmero, y la ayuda de su hijo Manuel. La aceptación fue tal que el restaurante tomó forma y continuó durante tres generaciones.
Con el Coto de Doñana a sus espaldas, la Venta de Aurelio sigue sirviendo esos guisos caseros con los que comenzó y que le dan fama, como la berza y el menudo . Junto con el “ pescaíto ” frito , alguna chacina y carne, que no puede faltar, el pescado a la brasa es muy solicitado -marrajo, corvina, dorada o pargo, entre otros-.
Y para bajar la comida, los caldos en la bodega no escasean, hay una oferta amplia.
Entre Chipiona y Sanlúcar, la Venta hay que buscarla, pero merece la pena. Y a unos pocos pasos, la playa de Montijo.
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