La Cruz Blanca
La plaza de la Yerba ya lucía un bar desde hace más de 75 años. Una cervecería custodiaba la esquina. El negocio cambió de dueños y los platos más modernos se hicieron hueco en la cocina. Platos de restaurante pero enmarcados en un bar. Sin protocolo.
Trabajan con productos de temporada, cambiando la carta con frecuencia e intentando sorprender el paladar de los que se acercan, con toques creativos y sabrosas combinaciones, obra de Miguel Ángel Rubiales en la cocina. De las ofertas que se mantienen, en las mesas nunca falta la tosta de queso de cabra o el solomillo con foie . Recomendable también su pescaíto frito , aunque sea más bien una atracción para el turista, ya que estamos en pleno centro.
Y es que la ubicación también es un punto a su favor. En zona peatonal, a un paso de la plaza del Arenal, el entorno se presta a disfrutar de sus platos sin prisas. También culpa del equipo, que le pone ganas y amabilidad.
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