Bodegón de la Blanca Paloma
Enclavado en plena campiña jerezana, la Blanca Paloma consigue que el comensal olvide por unos momentos el mundo de fuera. Un largo camino de tierra conduce al edificio, con un porche con sillas de nea verdes y una fachada al estilo de la ermita del Rocío. Las referencias a la Virgen se irán repitiendo tanto fuera como dentro: en la fuente, en las continuas fotografías o en las medallas arriba de la barra.
Son los turistas los que gustan mucho de venir aquí a descubrir el sentir rociero. Incluso tras las comidas los reúnen frente a la imagen de la Virgen del Rocío y cantan la Salve. José Caballero, el dueño, cuenta cómo le sigue impactando que personas de diferente habla se emocionen con el canto y le abracen tras él.
La comida clásica, de nuestras abuelas, es lo que se ofrece aquí. Con todo tipos de revueltos (con los huevos de sus gallinas y patatas de Sanlúcar) y con buenos guisos , todos regados con vino de la tierra.
Un lugar bien completo, donde también hay espectáculos de flamenco y de caballos, así como celebraciones de bodas.