A finales de 2000, cuando a Florentino Pérez, novato con casi seis meses en el palco del Bernabéu, le dijeron que era probable que Figo ganase el Balón de Oro, el flamante presidente no le dio demasiada importancia. Entonces, el galardón no tenía la resonancia que posee ahora y el fichaje del portugués respondía únicamente a una clara estrategia para acceder a la presidencia del club. Después de una gran segunda vuelta con el Barcelona y un estimable arranque liguero con su nuevo equipo, Luis Figo se alzó con el Balón de Oro por un estrecho margen sobre Zinedine Zidane. El ucraniano Shevchenko quedó tercero. Aquella temporada, el Real Madrid ganó la Liga. El Deportivo fue segundo, el Mallorca tercero y el Barcelona cuarto. En su primer año, Florentino conquistó el campeonato, confirmó un Balón de Oro y llegó a las semifinales de Champions. Pérez tomó nota y creyó haber hallado la fórmula del éxito.