La natación, ahora, ya no es solo un deporte exclusivo de blancos. Ha dejado de ser una disciplina reservada para los países del primer mundo a costa de que algunos de los talentos emergentes compitan y entrenen en sus instalaciones de vanguardia. La discriminación racial, la falta de medios económicos y la cultura deportiva de sus naciones han quedado enterradas por el desarrollo y la globalización del deporte.
Fuera de Europa, Estados Unidos, Canadá, Australia, Sudáfrica, China y Nueva Zelanda también hay vida. En el agua de los campeonatos del mundo que se están celebrando en Barcelona se miden nadadores de todos los rincones del planeta. Pero durante décadas, la piscina estuvo reservada a una parte selecta del deporte mundial. La natación y sus récords fueron incluso importantes armas de propaganda dentro de la Guerra Fría.