El mercado veraniego del fútbol se mueve al son del abismo al que caen enlazándose entre sí las fichas de dominó. En el zoco de las porterías, un club compra o vende desencadenándose un baile de traspasos. Es el efecto mariposa del balón que con el Real Madrid, el Nápoles, el Sevilla, la Fiorentina y el Manchester City como protagonistas podría llevar a Sergio Agüero al Santiago Bernabéu. O no.
A Florentino Pérez siempre le ha gustado el Kun Agüero. Tanteó su incorporación cuando era el emblema y la estrella del Vicente Calderón pero el Atlético de Madrid y Miguel Ángel Gil Marín bloquearon los deseos madridista con la amenaza de la cláusula de rescisión, una palabra maldita con el apellido hostil para Pérez. El futbolista terminó en la parte celeste de Manchester, ganó la Premier League pero las lesiones y su situación personal menguaron su rendimiento.