GENTE CON MASCOTA
Samuel Viyuela: «Al recoger a mi gata Katame, pensé que no saldría adelante»
El actor de televisión, cine y teatro convive con tres felinos. Además, confiesa que los animales siempre han estado muy presentes en su familia
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Samuel Viyuela nació en Madrid. Actor, director, cuenta con una amplia formación en escuelas de arte dramático, así como en disciplinas como el clown, las máscaras o los malabares. Es el mayor de los Viyuela-González y en su haber profesional acumula grandes éxitos tanto en televisión, cine y teatro: 'Hospital Central', 'El Comisario', 'Los Serrano', 'El príncipe' o 'Servir y proteger'. Ha actuado en el Festival de Mérida y ha integrado el reparto de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, y en el cine, se puso a las órdenes de Julio Medem en 'Ma ma'.
—La familia Viyuela-González son grandes amantes de los felinos y Samuel ha seguido la estela familiar ¿Cuántos gatos tiene?
—Tengo tres gatos: Idril y Turin que son hermanos y tienen 4 años, y la otra gata es Katame, tiene doce años y la encontré en un estado lamentable. La recogí hace un año y pensábamos que no saldría adelante. Le falta un ojo y había perdido varios dientes, pero ha sobrevivido y está estupenda.
—Idril y Turin son muy jóvenes. Hablemos de ellos.
—Son dos peluches. Idril es una gata emocionalmente dependiente, pero muy sociable. Me sigue a todas partes y todo el tiempo reclama que la coja. Turin es un poco tontorrón, es mimoso y cuando llega gente a casa se esconde y tarde un rato en salir. Son muy distintos.
—¿Cómo son en la intimidad?
—Duermen conmigo y cuando se despiertan me piden el desayuno. Y luego empiezan su rutina: primero se lavan y cuando terminan unas veces toman el sol o duermen la siesta, hasta por la noche que piden la cena y se van a la cama. Tienen una vida envidiable.
—¿Katame lleva el mismo tipo de vida que Idril y Turin?
—Ella tiene que estar de momento separada porque todavía está delicada y es una recomendación de los veterinarios. Alguna vez se han encontrado, pero no les presta atención.
—Sois una familia muy gatuna.
—Sí. Mis padres (Pepe Viyuela y la también actriz Elena González) tienen dos gatitas de un año y medio y mi hermana Camila también tiene un gato y una gata. Creo que todo tiene que ver con el tipo de trabajos que tenemos. Por ejemplo, un perro necesita que le saquen a la calle varios veces al día y eso para nosotros la mayoría de la veces es imposible. Además, vivimos los tres muy cerca y siempre están atendidos en caso de que tengamos que viajar... Pero yo creo que el germen gatuno lo contagié yo.
—¿Ha habido reunión gatuna de las tres familias?
—Las gatas de mis padres se han quedado alguna temporada en mi casa y se han llevado muy bien. Al principio Turin se escondía, pero a los tres días estaban todos durmiendo juntos.
—¿En qué momento profesional se encuentra Samuel Viyuela?
—En estos momentos, como actor estamos preparando un trabajo para Mérida (Badajoz) con Paco Mir. Y además me estoy estrenando como director y ahora mismo en la cartelera de Lavapiés (Madrid) tenemos Katsuko (Umbral de primavera los domingos 16, 23 y 30 a las 20:30) Amor, guerra y mosquitos (Escalera de jacob los domingos de abril y mayo a las 18:00).
—¿Cuándo decidió seguir los pasos de sus progenitores?
—Creo que sin querer nos han adoctrinado. Cuando se inauguró el Teatro de la Abadía en los años 90, mis padres trabajaban allí y al salir del colegio nos llevaban a mi hermana, y nos relacionábamos con los artistas, los técnicos... Camila y yo tenemos un recuerdo muy grabado que es el Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, novela de Valle-Inclán que fue con la obra que se inauguró la Abadía.
— La familia Viyuela-González ha compartido escenario. ¿Cómo definiría la experiencia?
—Hemos trabajado por goteo, mi hermana ha trabajado con mi padre, mi madre y yo también... Mi hermana es uno de los pilares más importantes. podemos discutir, pero cuando cruzamos el umbral y entramos en la sala de ensayos, somos familia, familia.