EN EL NOMBRE DE ROCÍO

Rocío Carrasco: «Mi familia mediática son una banda organizada que me quieren comer viva»

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Antonio Albert

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La llamada 'familia mediática' de Rocío Carrasco es esa parte de los Mohedano, los Jurado, los Flores, los Ortega Cano y Raquel Mosquera que trabajan como colaboradores o conceden entrevistas y reportajes para mostrar sus diferencias con la hija de Rocío Jurado: «Las hienas son así, se unen para atacar«, sentencia la protagonista de 'En el nombre de Rocío.' Todos actúan sincronizados, siguiendo unas indicaciones. Los hilos los mueve la misma persona: «Antonio David no opera solo. Está detrás de todos y cada uno de ellos», explica Rocío: «Es como una campaña electoral, están todos organizados con la única intención de presentarme como una 'hija de puta' que se lleva mal con todos, mientras ellos van unidos«.

Pero esa estrategia solo le ha funcionado con esta parte de la familia: «Si se acercara a los otros, a los que me quieren, le arrancan la cabeza. 'El ser' sabe que por el dinero baila el perro (…) Son una banda organizada. Mi madre sabía que si la jauría no iba bien alimentada, me iba a comer viva«. Una de las que peor sale paradas en este episodio es su tía Gloria: «Esa rara, desagradable, arisca, falsa. No tiene vergüenza, porque ella no tiene que creerme, son cosas que ha vivido. Yo no soy dogma de fe, soy prueba de vida». Su tío Amador también se lleva lo suyo: «No me ofrece confianza alguna, ni como persona ni como profesional». Y tiene una teoría sobre la relación pecuniaria entre sus tíos: «Gloria y su marido, José Antonio, sacan rendimiento económico cada vez que Amador sale por televisión. Yo creo que se han podido convertir en sus representantes, no sé si me explico«. A Raquel Mosquera no la ha olvidado: «Tiene muchas más cosas que callar que decir».

Y lo que no ha querido callar es su opinión sobre el proceso judicial, que rechazó considerarla una víctima de malos tratos («Las mujeres maltratadas estamos indefensas») considerando su falta de profesión («Él se encargó de hundirme cada vez que levanté la cabeza para ir a trabajar»), su falta de relación con sus hijos («¿Quién la provocó? ¿Quién aleccionó a mi hija, quién deja de devolverme a mi hijo al acabar el verano?»), su falta de contacto con la familia («La caterva ésa no me provoca ningún mal emocional«) y la deuda tributaria («Yo no estaba en tratamiento psicológico por una deuda»), causada por el pago del impuesto de sucesiones, de más de un millón de euros, que negoció con un fraccionamiento y la dación en pago de su finca: «Ya está solucionado».

A Rocío no le ha sorprendido saber que su hijo quedará a cargo de Olga tras su separación de Antonio David: «La dota de una responsabilidad pública que la hace creer que ella es la madre, porque sigue haciendo creer que su madre no lo quiere, que no paga la manutención, que no lo cuida… ¡Que los he parido yo con el coño que a ella le falta! Los he parido yo. Y lleva 20 años torturándome con eso de que soy mala madre«. Cuando le han hecho ver la cara que puso Antonio David al saber de la docuserie, Rocío ha sido rotunda: «Esa es su cara real, la que yo conozco y que ya no puedo ver porque me da terror, pavor«.

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